Los farsantes
Por Mauricio Hernández Olaiz
Finalmente en política como en la vida, cada quien es libre, o por lo menos debería, de apoyar, seguir, creer, idolatrar al movimiento, campaña o político que se le antoje. Así como algunos mantienen su fe en su equipo de fútbol aunque pasen los años y no gane nada, de igual forma hay ciudadanos que mantienen su fe en la cuarta transformación.
Y esos aferrados tienen mi respeto. No utilizo el aferrado como insulto o desprecio, finalmente hay quien, pese a la evidencia en contra, se mantiene firme en sus convicciones. A esos todos mis respetos. Podrán poner cuanta cosa en redes sociales, defenderán al presidente con las uñas, arremeterán con todo en contra de quien no piense como ellos, a veces incluso con insultos y descalificaciones. Pese a lo anterior tienen todo mi respeto, pues son verdaderos y firmes seguidores, que pese a no recibir nada a cambio, creen en un proyecto, en una forma de gobierno.
A lo mejor algunos recibirán sus becas de ninis, Benito Juárez o adultos mayores. Con eso mantienen viva su esperanza de la transformación. Incluso aquellos que perciben un salario para trabajar como defensor acérrimo en las redes, aquellos que echan montón, generan tendencia a favor del presidente o descalifican a un oponente, merecen mi respeto, estos probablemente no crean en el proyecto pero necesitan el trabajo.
Los que definitivamente no tienen mi respeto son los farsantes de la 4T. Aquellos que se dicen comprometidos con la transformación, con el presidente, con su proyecto, ideas, torpezas, regadas y cuanta cosa. Esos farsantes también inundan las redes, golpean al pasado, a los del pasado, a los que etiquetan de conservadores, a los que no piensan como el Tlatoani, a los que dicen son enemigos de la patria.
Pero estos desvergonzados farsantes están a muerte con el presidente, no por convicción sino por conveniencia. Estos farsantes representan la élite de la 4T, los beneficiados del botín de la nueva república López Obradorista. Son ultra fifís, pero por conveniencia se auto etiquetan como chairos, pues recibieron millonario contrato del gobierno. Viven por encima de la honrosa medianía pero les preocupa la igualdad y la equidad de los trabajadores, pues poseen sindicatos a modo y alineados al presidente.
Defienden al proyecto del tren maya con las uñas, pues son beneficiados con contratos colectivos para la construcción de la primera etapa. Defienden los proyectos de crecimiento del gobierno pues cuentan con algunas de las casi 456 compañías de reciente creación que obtuvieron contratos con el gobierno de manera directa y sin licitación.
Defienden al gobierno de Andrés igual que otros beneficiados con millonarios contratos de la era Salinista, Foxista, Calderonista lo hicieron. Son Farsantes, son pan con lo mismo. Se dicen amantes de México y de su crecimiento pero llevan a cabo las mismas mañas que tanto cuestionan a los del pasado. Estos no tienen mi respeto. Oportunistas, que se dicen creyentes de un proyecto de transformación que solo transformará su bolsillo.
Sabemos de buena fuente que empleados y colaboradores de la empresa Mextypasa, empresa a la que le fue adjudicada de manera directa la oficina de gestión del tren maya por casi 600 millones de pesos, tienen que usar sus redes sociales para alabar al presidente y denostar a la oposición. Mientras el presidente se tira a matar en contra de la española OHL por ser la empresa emblema de corrupción en el sexenio de Peña Nieto, firma acuerdos perversos con Typsa, empresa española que también tiene junto a Mextypasa el contrato de construcción de la torre de control del aeropuerto de Santa Lucía.
Hay que cuidarse de los farsantes. Al igual que privilegiados por gobiernos del pasado, defienden y se amparan en el tráfico de influencias, compadrazgo, nepotismo y amiguismo para acceder a las arcas de la nación. Muchos de eso farsantes hasta pagan de su bolsa a jóvenes para usar las redes y defender a la 4T, esos farsantes compadres de Nahle , de Yeidkol. Además de lo muchos funcionarios que también usan esa estrategia para desviar la atención de sus operaciones políticas y de sus intenciones de gobernar sus entidades.
Estos farsantes no quieren a México y la 4T solo es una oportunidad de negocio de la mano del que aseguró un cambio verdadero. Que prometió no robar, no mentir, no traicionar. La historia, que tanto le gusta, será la primera en juzgar su actuación.