¡SE BUSCA!
Por Edgardo Cabrera
Vergonzoso es el trabajo que realizan algunos suspirantes a la gubernatura, y no importa que vayan a la cabeza de las encuestas, o se encuentren rezagados, la realidad es que evidencian improvisación, ignorancia o simplemente ambición por llegar al cargo, parecieran más bien un riesgo para Tlaxcala.
Algunos como el “Zaga”, se quieren hacer los graciosos, lo mismo posan cargando garrafones de agua y bultos de cemento, que hasta dan “recetas” contra el Covid-19, algo que hacen solo para el “face”, ofendiendo con su ligereza a miles de trabajadores que se parten el lomo a diario en el sector de la construcción, servicios, o luchando en los hospitales contra la pandemia.
También están aquellas, como Cuéllar, que utilizan el cargo para desviar recursos públicos para su promoción personal, en lugar de contratar personas comprometidas con lo que ellos llaman “el pueblo”, despilfarran el presupuesto en pagarle a sus camaléonicos operadores políticos, que más bien parecen sanguijuelas chupando el erario, ya no hablemos del desvío de los programas sociales para ganar adeptos.
De igual forma están los frívolos, como la señora que despacha en Turismo, desperdiciando el tiempo en colocar su mejor foto en redes sociales, comentando cuanta simpleza se le ocurre o divulgadon sus preferencias en Netflix, mientras agoniza el sector que se supone debe impulsar, pero eso sí, supone que su club de amigos será suficiente para candidatearse.
PARTIDOS DESECHOS
La situación interna de los partidos políticos explica la crisis de personas capaces que podrían gobernar Tlaxcala.
En Morena aceitan la tómbola, y entre ellos se despedazan por ser nominados ya que se siente seguros de ganar simplemente portando el logo, incluso, creen que si pusieran un burro como candidato lo harían triunfar en las urnas, y para muestra basta voltear y ver a su bancada en el Congreso con su más reciente adquisición.
El PRI se debate entre ser opositor o gobierno, pero también por el dilema de carecer de un liderazgo que les garantice llegar al proceso electoral, el actual parece más ocupado en construir su propia candidatura que en impulsar a aquellos que han mostrado resultados y ganado en las urnas.
El caso del PAN no es mejor que el de los anteriores, en este partido político el perdón y la reconciliación no están entre sus prioridades, por el contrario, en este momento su objetivo es aniquilar a quienes en el pasado los “ofendieron” y, por si fuera poco, hay claras muestras de alianzas con liderazgos morenos, es más, hasta miembros de la dirigencia tienen a su parentela trabajando en el Bienestar.
El resto de los partidos políticos, francamente carecen de cuadros propios, capaces de competir por la gubernatura en 2021, su papel se remitirá a ser comparsas, y en el mejor de los casos, a “cachar” los desechos que dejen Morena, PRI y PAN cuando definan a sus candidatos.
QUE QUEDE CLARO
Y con dicho panorama, cuando falta menos de un año de las elecciones del 6 de junio de 2021, francamente preocupa quién asuma las riendas del poder ejecutivo el próximo año.
A diferencia de los últimos cuatro sexenios, quien llegue enfrentará un panorama negro, sumidos en una crisis económica mundial, padeciendo aún la pandemia por Covid-19, con la delincuencia desatada, empresas en quiebra, desempleo, en fin, el futuro no pinta bien, y la recuperación no llegará de la noche a la mañana, aunque así lo prometan.
De ahí que, desde ahora lo digo: quien quiera ser gobernador o gobernadora deberá mostrar resultados y un plan claro de acción, no ocurrencias o mandando besos y abrazos.
Se busca una persona capaz para entender y atender las cuestiones económicas y las finanzas, pero también, sensible con las necesidades de la población, que conozca la administración pública, pero que no se haya servido de ella para enriquecer sus negocios personales.
En fin, la búsqueda apenas inicia, y los que hasta el momento suspiran, han dejado de lado lo realmente importante. Si sabe de alguien capaz, díganoslo.