Por Edgardo Cabrera
Cada día Pepe Temoltzin se parece más a los de la Cuarta Transformación, ahora, igual que ellos, vive en una realidad alterna.
Resulta que el fin de semana se realizó la renovación del consejo estatal y si bien no hubo golpes, las acusaciones de coacción y compra de votos, así como el fantasma de la impugnación está presente ya que no fue normal ni sensato que de 300 votos emitidos, 70 fueran nulos.
Aún así, para el de Chiautempan lo del domingo fue “un proceso ejemplar”. La realidad es que se evidenció que al interior del albiazul no existe unidad y que, por el contrario, se mantiene la política del sectarismo, el cochinero en procesos internos, así como el agandalle.
Previamente al sufragio, el propio dirigente tomó el control de la asamblea y sometió a votación a los escrutadores pero, convenientemente, no preguntó quiénes estaban en contra de las propuestas y solamente validó a los que estaban a favor (claro, afines e él), algo que vició el proceso y que explica el porqué del alto número de votos nulos.
Ahora bien, en cuanto al sectarismo, de los cuatro consejeros nacionales en disputa, dos correspondieron a afines al dirigente estatal: Fidel Huerta y Leticia Ramírez.
También entró Ángelo Gutiérrez, a quien le alcanzó aún el efecto de la contienda interna por la dirigencia estatal donde perdió; y Eleticia Barragán Cardoso, impulsada por el diputado federal Carlos Carreón.
En la conformación del Consejo Político Estatal, de los 80 integrantes 15 corresponden al equipo de Carreón, 10 a la diputada federal Adriana Dávila, 5 de Adolfo Escobar, y los 50 restantes al grupo de Temoltzin.
Hablamos de una cara división de liderazgos; después del presidente estatal, siguen en orden de poder interno Carreón y Adriana, en contraste bastante rezagado se encuentra Adolfo.
SORPRESAS
Por cierto que llamó la atención que entre los que quedaron fuera para ocupar alguna de las cuatro consejerías nacionales están Aurora Aguilar Rodríguez, Nantzi Cuahutencos Amieva, Leticia Valera González, y Adolfo Escobar Jardínez.
En el caso del ex alcalde capitalino capitalino sigue enrachado en malos resultados políticos, recordemos que su desgracia comenzó desde que no pudo mantener la alcaldía para el PAN, luego por la serie de descalabros legales por el polideportivo (el último hace algunos cuantos días), denuncias por observaciones financieras a su paso por la administración municipal, y la continúa caída de adeptos al interior del albiazul.
En cuanto Aurora Aguilar, utilizó las redes sociales para denunciar coacción y compra de votos, al tiempo de que lamentó la intromisión de fuerzas externas para favorecer al grupo de Temoltzin.
En tanto que otros personajes resucitaron al hacerse de una consejería estatal, entre ellos Benjamín Ávila Márquez, Fidel Huerta, Javier Ortega Salado, Víctor Fernández Ordóñez, Bernardo Cabrera, Edgar Pichón, Amelia Torres López, Celina Pérez Rodríguez, y Leticia Valera.
Quienes de plano prefirieron mantenerse cautelosos en el proceso interno para no salir raspados fueron tanto la senadora Minerva Hernández como el alcalde de Apizaco, Julio Hernández, personajes que se perfilan para las contiendas del 2021.
MAL EJEMPLO
La disputa en el Senado de la República por la presidencia de la Mesa Directiva sacó a relucir el divisionismo en la bancada Morena ya que, ellos mismos, fueron los que le propinaron la puñalada por la espalda a Martí Batres para quitarlo de esa posición donde pretendía reelegirse.
En su lugar y con el respaldo del PES, fue colocada la también morenista, Mónica Fernández, la tabasqueña a quien recordamos por ser coordinadora de Comunicación Social en Tlaxcala y representante de la entidad en la CDMX, durante el sexenio de Alfonso Sánchez Anaya.
Como consecuencia, Batres acusó a su coordinador parlamentario, Ricardo Monreal de ser factor de división y operar un entramado para despojarlo de la presidencia de la Mesa, en la que, reitero, intentaba perpetuarse.
Y dicha pugna nos recuerda tanto lo vivido en Tlaxcala en el Congreso local, donde entre morenistas se han dado “con todo” por la pugna de espacios de poder y administrativos, situación, que gracias al ejemplo del Senado, seguramente se volverá a repetir en los próximos días.