FIN DEL CICLO
Por Edgardo Cabrera
El fin del ciclo escolar de manera adelantada era inevitable, por disposición de la Secretaría de Educación Pública del estado este viernes concluirán las actividades de “Aprende en Casa”, que en muchos casos se volvió un auténtico dolor de cabeza por la improvisación de las dinámicas y el método de enseñanza.
La realidad, es que al igual que con el sistema de salud, en materia educativa nuestro país y el estado no estaban preparados para enfrentar una pandemia como la del Covid-19, de ahí que sobre la marcha se tuvieron que hacer adecuaciones a los programas de enseñanza para no perder el ciclo escolar, de ahí el mantener las clases vía internet o por televisión.
De esta forma, y bajo los criterios del propio gobierno federal, concluye el ciclo escolar en educación básica y será hasta el 31 de agosto cuando los alumnos de todos los niveles y de instituciones públicas y privadas, regresen a clases presenciales; para media superior será hasta el 21 de septiembre el retorno.
Esa es la apuesta en todo el país, esperemos que así sea, la realidad es que mientras no se tenga una vacuna el futuro es incierto, en tanto que la realidad para el sector educativo ya no será la misma, se regresará en medio del temor de contagios.
HISTÓRICO
Es un hecho, el 2020 será un año perdido para los principales festejos del estado. El miércoles la Diócesis de Tlaxcala confirmó la cancelación de la celebración en honor a la virgen de la Caridad, que es el símbolo de la principal feria del estado: la de Huamantla.
Luego de celebrarse por 145 años de manera ininterrumpida, la pandemia por Covid-19 rompió la racha, con ello la tradicional noche que nadie duerme (14-15 agosto), considerada una manifestación única de fe y cultura, no se realizará.
Así, la elaboración de alfombras de aserrín con motivos en honor a la principal imagen religiosa, mismas que, al menos el año pasado abarcó una extensión de 8 kilómetros de calles, no serán elaboradas.
Y alrededor de esta forma de expresión artística y religiosa, otra serie de actividades recreativas tampoco se realizarán, entre ellas la Huamantlada y la carrera de carcachas, que en suma representan para el estado, y en particular para los habitantes de dicho municipio, millonarios ingresos económicos, solo el año pasado se reportaron 240 millones de pesos.
Estamos, claramente, ante un duro golpe más a la economía de la zona, pero también, será una oportunidad para poner a prueba la fe de los creyentes (como expresó el propio obispo de Tlaxcala, Julio César Salcedo Aquino), y un reto para la autoridad para lograr que no sean burladas las restricciones y que algunos, por sus pistolas, hagan sus propios festejos. Ahí está Contla, como un mal ejemplo.
AÑO PERDIDO
Pero no solo es Huamantla, la de Calpulalpan en honor de San Antonio de Padua prevista del 6 al 21 de junio también fue cancelada, ahí se esperan al menos 5 millones de pesos de derrama económica.
En Chiautempan, programada entre la última semana de julio y la primera de agosto, se espera el anuncio oficial de su cancelación y con ello la pérdida de al menos 14 millones de pesos de ganancias proyectadas.
La feria de Tlaxco, programada para la última semana de agosto, dejó 3.5 millones de pesos de ingresos en el año 2019, y para este 2020 el ayuntamiento está en la postura de suspenderla ante la emergencia sanitaria que difícilmente terminará por esas fechas, sin embargo, trasciende que existen resistencias por parte de la iglesia.
Y finalmente está la Feria de Tlaxcala, con la que prácticamente se cierran los festejos anuales en todo el estado. El festejo estatal previsto entre octubre y noviembre está en vilo, la programación y contratación de artistas es un albur, así como la venta de espacios, ya que por esas fechas los especialistas estiman un rebrote del Covid-19, en tanto no se tenga una vacuna. El año pasado, la derrama económica superó los 100 mdp.
Hablamos, en suma, de más de 360 millones de pesos que se perderían por la cancelación de estas cinco festividades, consideradas como las de mayor importancia, por sus ingresos y afluencia de personas, lo que sin duda significa un golpe para miles de familias que dependen de las ferias.