Por Edgardo Cabrera
Ciertamente «el poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente», y eso es lo que vemos no solamente en el plano federal, en el estatal resulta ridículo que en el Congreso local no se lleguen a acuerdos, pese a que mayoría la tiene la 4T y existen lineamientos muy claros trazados por su propio líder moral y presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Recordemos, la semana pasada determinaron frenar el ritmo que traían en materia de fiscalización y decidieron así suspender el desahogo de las cuentas públicas que estaban pendientes por dictaminar, por el simple hecho de utilizar el tema como moneda de cambio.
¿Y a cambio de qué?, se preguntarán, pues a la conformación de la nueva mesa directiva, las designaciones de las presidencias de la Junta de Coordinación y del Comité de Administración, así como los posibles cambios en presidencias de comisiones poderosas (como la de Finanzas o la de Puntos Constitucionales).
Incluso, aunque los de Morena sostuvieron una reunión el martes con el presidente de su partido, el senador Joel Molina, no lograron limar asperezas, por el contrario, en el mismo momento que estaban reunidos no faltaron los legisladores lorenistas que comenzaron a filtrar los temas y los planteamientos formulados.
El miércoles siguieron los cónclaves sin mayores avances, y así llegamos al jueves, con desacuerdos simplemente entre los miembros de la 4T, a quienes la pérdida del poder que ostentan algunos, como Ana Bertha Mastranzo en la JCCP, o María del Rayo Netzahuatl en Finanzas, no los deja dormir.
Para aderezar el asunto, plancharon la aprobación de cinco cuentas (Panotla, Texoloc, Nanacamilpa, Yauhquemehcan, y Santa Apolonia Teacalco), y así creció el bloque mayoritario de legisladores, dejando cada día más sólo al depuesto presidente de la JCCP, el morenista Víctor Báez, que ya sólo traería algo así como seis legisladores: sus correligionarios Patricia Jaramillo, Lourdes Montiel, María del Rayo, Ramiro Vivanco, José María Méndez, y Rolando Pérez Saveedra, así como la petista Irma Garay.
PLUMITA
A colación de la disputa del poder interno, en manos del PT quedó la presidencia de la Mesa Directiva con la legisladora que presume ser la “más joven de la historia”, María Félix Pluma.
Para llegar al puesto fumó la pipa de la paz con su coordinadora parlamentaria, Irma Garay, quien ahora sí tendrá a alguien para «coordinar», recordemos que Michael Brito y Víctor Castro no la pelan.
El interés de la presidencia, nos cuentan, es atraer reflectores ante su intención de buscar la alcaldía de Chiautepan, sí , así como lo lee, ya que “se vería mal” buscar la sucesión en Tlaltelulco, donde gobierna actualmente su papá.
DESCALABRO
Vaya descalabro que sufrió la tlaxcalteca Adriana Dávila Fernández, luego de que la mayoría de la bancada panista votara a favor de su correligionaria Laura Rojas para que presida la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
El martes y tras una votación interna, la fracción decidió que Laura Rojas y Xavier Azuara serán sus propuestas para presidir, cada uno por un lapso de seis meses, la Mesa.
Rojas obtuvo 36 votos y Azuara 41, entre ellos los del otro paisano, Carlos Carreón; en tanto que Jorge Luis Preciado y Adriana Dávila quedaron con 33 y 31 votos, respectivamente.
Ahora, sólo falta que Morena y el bloque de la 4T les quiera entregar la presidencia, recordemos que Porfirio Muñoz Ledo quiere ser reelecto a partir del 1 de septiembre y con ello no respetar la Ley Orgánica y el acuerdo firmado por su coordinador, Mario Delgado, para rotar la presidencia.