PÉSAME
Por Edgardo Cabrera
Ana Laura López Loaiza se convirtió en la víctima número once de feminicidio (en lo que va del año) y lo cual se niega a reconocer la Procuraduría General de Justicia del Estado que está más preocupada en maquillar cifras y emprender una cacería de brujas entre su personal, ante la evidente mala administración de doña Ernestina Carro.
Organizaciones como el Colectivo ‘Mujer y Utopía’ habían recabado hasta el 30 de mayo información de 10 asesinatos de mujeres con características de feminicidio, así lo declaró su directora, Edith Méndez, por lo que el de Ana Laura se suma a la trágica lista.
Lo que pasa en Tlaxcala es la indolencia de la “abogada” del pueblo, el enorme aparato que dirige no dio resultados para dar con el paradero de la joven huamantleca que fue reportada como desaparecida el pasado 4 de abril.
Al contrario, los padres tuvieron que hacer una manifestación frente a Palacio de Gobierno implorando por ayuda para localizar a su hija de solo 23 años de edad, el resultado, ya lo conocemos, el asesinato a manos del estado de Juan Carlos N., quien fue implicado dentro de la investigación y a quien, con todo y el método cavernícola, no le sacaron ninguna información.
DESPRECIABLES
Fue hasta el 4 de junio, dos meses después, cuando pobladores de Velazco, en Xaloztoc, ubicaron en terrenos de labor aledaños a la carretera que conduce a Terrenate los restos de una persona, ahora se sabe, corresponden a los de Ana Laura.
En una acción por demás despreciable por parte del área de comunicación social de la dependencia que comanda Ernestina Carro, no tuvieron empacho en atribuirse la localización de la osamenta, dijeron sin reparo que elementos de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas y No Localizadas fueron algo así como los héroes del caso.
Reitero, la PGJE solamente acudió ante el reporte ciudadano y fueron a recuperar los restos para su identificación, hasta ahí su labor, en DOS MESES no dieron ningún resultado. Desde el primer minuto que conocieron el reporte les valió, luego simularon una búsqueda, para la cual hasta invitaron a sus panfleteros favoritos, asesinaron a un implicado y, en lugar de externar una disculpa por su incompetencia, y de que la procuradora presente su renuncia, se atribuyen la localización de la osamenta.
Al momento, nadie en la Triste Historia, que se presume aliada de las mujeres, ha dado siquiera el pésame público a la familia y a las mujeres, menos explicado el móvil del asesinato.
POR CIERTO
La urgencia de inventarse logros -recordemos también aquello de la supuesta “peligrosísima” banda de asaltantes de transporte- se explica, no solo por su falta de resultados, sino por incidentes donde su propio personal está involucrado, como el del pasado sábado por la madrugada cuando una de sus unidades protagonizó un choque contra un automóvil particular sobre la carretera Apizaco-Huamantla, sin importar el estado de salud de los tripulantes del otro vehículo, los elementos de la dependencia se dieron a la fuga.
De los policías señalados por el asesinato del presunto implicado en el caso de Ana Laura tampoco se supo nada, de otro altercado vial frente a Casa de Gobierno y donde salió el nombre del yerno de la gobernadora tampoco, del funcionario rafageado y asesinado en Tlaxco nada, en fin, así la triste historia.