Por Edgardo Cabrera
En el tricolor no se mueve nada, aún cuando desde el pasado 31 de agosto el gobernador Marco Mena les dio luz verde para que redoblaran esfuerzos y se pusieran a trabajar dado que en el PRI –dijo- “no hay candidaturas predefinidas”.
Pareciera que los priístas quieren que el gobierno estatal y el ejecutivo les hagan la chamba, que sea él quien les construya sus candidaturas y hasta se las financie.
En el colmo, varios tiradores a la gubernatura, alcaldías y diputaciones, se han quejado porque “no ven apoyo del gobierno” para impulsarlos, es decir, quieren dinero y programas para trabajar sus proyectos particulares.
Salvo honrosas excepciones, como la alcaldesa capitalina, Anabell Ávalos; el secretario de educación, Florentino Domínguez; o el titular del Sepuede, Manuel Camacho, el resto no trabajan ni cacarean lo que realizan, por el contrario, ni políticamente, ni en su labor institucional dan resultados.
Mientras que por la dirigencia estatal, el cuasi líder, Noé Rodríguez prefirió retraerse y evitar los reflectores, es más, a estas alturas, ya con la convocatoria emitida para la renovación del Comité Estatal, no se sabe a ciencia cierta si aún le interesa retomar las riendas del tricolor o entrará un tercero en discordia.
DISTRAIDOS A CONVENIENCIA
En tanto que en el PAN tendrán que dejar de una vez por todas sus luchas grupales y enfocarse a lo realmente importante: ¡ganar algo! en las elecciones del 2021.
Mientras en Morena enfrentan una crisis interna por la disputa de la dirigencia estatal y nacional, lo que incluyó semanas atrás la cancelación de dos de sus tres asambleas distritales, así como la impugnación de la única que se efectuó, el resto de los partidos no han sabido aprovechar las luchas morenas para posicionarse.
Por el contrario, pareciera que los albiazules tratan de replicar y hacer más grandes sus disputas por el poder interno, aunado a que su “líder” estatal, Pepe Temoltzin, está más ocupado en no molestar a los del Movimiento de Regeneración Nacional ya que –recordemos- gracias a ellos fue impuesto al frente del partido.
Las pruebas están a la vista, el CDE permanece mudo en el mejor de los casos, ya que en el peor, sale temeroso a fijar posicionamientos que no aportan nada, por el contrario, parecieran que sus temblorosas palabras buscan agradar al gobierno federal.