La visita – “informe” de Mario Delgado a Tlaxcala solo sirvió para mostrar que las Guerras morenas en la entidad arrecian en ferocidad.
Por Mauricio Hernández Olaiz
Pese a que luego de las batallas del 28 de Mayo; en donde las huestes Lorenistas tomaron el control del congreso con el” Mayrazo” a Báez y Melecio Domínguez y la publicación de la primera gran encuesta a favor de la Virreina, el Presidente López Obrador pidió calma y serenidad y no adelantar los tiempos. Está claro que la palabra del ejecutivo no tiene mayor peso ni relevancia cuando están en juego jugosas candidaturas, incluyendo la del gobierno del estado.
El evento – informe del aspirante a la dirigencia nacional de Morena fue sólo el pretexto para que los clanes en disputa mostraran su músculo. Al coordinador de los diputados en San Lázaro lo acompañaron dos de sus legisladores, Claudia Pérez; del grupo molinista, y Rubén Terán, esbirro del lorenismo. Ambos clanes coinciden en su apoyo irrestricto a Delgado, ambos clanes disfrazados de morenistas de izquierda, fueron en algún momento, lo más granado del priismo local.
Pero lo que para Mario hoy puede ser un alivio al ver que de tres clanes en disputa en Tlaxcala, dos de ellos le apoyan y acompañan en sus aspiraciones, más adelante se le puede volver un dolor de cabeza pues difícilmente podrá lograr la unidad, por lo que tendrá que decantar por alguno.
Cada quién vio lo que quiso ver. Mientras el ala Lorenista afirma, por cuanto medio y plumas afines tienen, que se llevaron de calle en aplausos, apoyo, comentarios y besos a los molinistas. Estos por su parte también aseguran que sus huestes son las más preparadas, comprometidas y transparentes. La realidad es que ambos clanes no pueden ocultar el priista que llevan dentro.
Llama la atención que el clan más claramente Obradorista, menos priista, no estuvo presente. Ana Lilia es del grupo de Monreal, el mismo que fue terriblemente vilipendiado por Batres, luego del “albazo” en el Senado, muy al estilo de lo que pasó por acá. También en el Senado hay guerras morenas, intensas y destructoras, lo que seguro dará ímpetu y rigor a los clanes locales.
Mientras el presidente asegura que los vicios del pasado, que las viejas prácticas se han acabado, sus “seguidores” en Tlaxcala y la cámara alta le muestran todo lo contrario. En el evento del pasado sábado hubo de todo, desde verdaderos simpatizantes, hasta acarreados jóvenes becarios. Tortas y frutsis no faltaron. Las porras de unos y otros perfectamente aleccionados, en un mitin al más claro y viejo estilo priista, pero disfrazado de morena.
Debe ser muy complicado para el presidente hacer entender a los suyos que son otros tiempos. Pero también es su culpa, pues con tal de ganar le abrió las puertas a todos, muchos de ellos viejos priistas dejados a la deriva y que no pueden dejar atrás las enseñanzas de su academia, del estilo político de gobernar en donde solo ellos y nada más que ellos se pueden beneficiar.
Las incongruencias de la 4T también se encuentran en Tlaxcala y más vivas y representadas que nunca. Las promesas de cambio se diluyen como arena en un río caudaloso cuando se ven las estrategias de unos y otros, hambrientos de poder, de posición y oportunidad. No hay cambio en Tlaxcala, más que de disfraz.
La Virreina, manteniendo su eterna estrategia perdedora del pasado, luego de mostrar su poderío el sábado, el lunes lanzó de nueva una encuesta. Presumiendo, alardeando que sigue al frente y por una diferencia abismal. De eso no nos cabe duda, es el personaje político más reconocido de la entidad, como también lo era antes del pasado proceso electoral, lo que de nada le valió pues igual perdió la gubernatura, y la perdió ella, por hacer caso irrestricto a un grupo que la controla, por no escuchar a aquellos que de buena fe le apoyaban, por necia, soberbia y controladora, males, que pese a los descalabros, no ha logrado erradicar, incluyendo a los mismos “asesores”.
Por lo anterior el encabezar una encuesta y presumirla no la hace gobernadora, sigue siendo la misma virreina en franca lucha por hambre de control y poder, enfrentando a personajes similares, solo que más viejos. Y quiero aclarar que al mencionar viejos no lo digo como si fuera una debilidad y mucho menos como ofensa.
Conforme se acerquen las anheladas fechas electorales las Guerras morenas crecerán en intensidad. Muchos serán desenmascarados, otros de plano tiraran el disfraz, pero la sangre morena, que muy pocos llevan, correrá. La disputa por el control de los dineros, de la designación de candidaturas es un botín demasiado apetitoso, tanto que no importará arrastrar por los suelos la bandera de la cuarta transformación, de escupir aún más la máxima de no mentir…no robar…no traicionar….pues al final….lo que bien se aprende no se olvida y ellos aprendieron a la sombra del PRI.