Ahora resulta que nadie fue; en Morena todos son unas damas y señores de la caridad, pues lo ocurrido en su proceso interno es culpa de todos, menos de los que mancillaron ese movimiento social que aspira a convertirse en un verdadero partido político.
Y los ganadores de todo esto son los partidos de oposición que se regodean de que el otrora poderoso Morena, ese que aseguran ya tienen en la bolsa la gubernatura de Tlaxcala, las 60 presidencias municipales, los tres distritos federales y los 15 locales, en una de esa, se cae de manera estrepitosa.
Todo por los abusos, agandalles, mezquindades y falta de acuerdos y proyecto de quienes dicen ser las figuras de ese instituto político.
Aunque ahora resulta que nadie fue.
Es un hecho que el proceso interno de Morena en Tlaxcala y en el país, se tambalea, porque son tantos los conflictos, las desavenencias, las heridas, que puede ser mejor cortar por lo sano y buscar otra salida a este entuerto en el que unos y otros se han metido todo por controlar el botín que viene: candidaturas.
El domingo fue la senadora Ana Lilia Rivera la que acusaba a la súper delegada, Lorena Cuéllar Cisneros, de incurrir en ilegalidades con la única finalidad de reventar el proceso interno, pues “no tiene canicas para jugar”.
Sin embargo, la ex priista, ex perredista, efímera petista y diputada federal con licencia por el PES, se deslindó de todas las imputaciones.
“Tengo una encomienda estrictamente en el servicio público del Gobierno de México, ante esta (sic) responsabilidad soy ajena a toda actividad partidista en el estado y en el país”, difundió en un escrito.
“Respecto a los señalamientos que se hacen a mi persona, los rechazo categóricamente y pido que si tienen los elementos o pruebas legales, los presenten antes las instancias correspondientes y serán estás quienes determine (sic) lo procedente…”
A través de una carta, por cierto, plagadas de errores de ortografía y sintaxis, la funcionaria aseguró que ella no fue la responsable de toda la suciedad que emanó del proceso morenista.
“En todo momento, solicite (sic) institucionalmente a los servidores de la nación abstenerse de participar en actos partidistas, dimos muestra de respeto y distancia a este proceso interno, sin embargo, hay quienes siguen pensando en la lucha electoral, cuando nosotros estamos ocupados en la transformación de México, lamento mucho su beligerancia que solo lastima el proyecto de la cuarta transformación”, refiere parte de la misiva.
Sin embargo, uno de los suyos, Víctor García Lozano, regidor de Tlaxcala, salió, sin defender a su referente, a arremeter en contra de la senadora Ana Lilia Rivera, a quien tildó de hipócrita y de traicionar al presidente Andrés Manuel López Obrador, por sus constantes críticas a los programas federales, principalmente.
Con todo esto, Morena y los suyos, siguen sembrando daños y pronto cosecharán los resultados, pues de mantener como abono esta puja, germinarán graves problemas que menguarán sus capacidades electorales para la contienda del año 2021.
Y en todo esto, el senador Joel Molina Ramírez y la diputada federal Claudia Pérez jugaron a la segura. Usaron a sus esbirros, a sus lacayos y personeros para armar su tinglado, pero no dieron la cara.
Hubo quienes se tragaron el anzuelo y les hicieron la chamba, mientras ambos, quieren aparecer como señor y dama de la caridad, en un escenario en el que ahora resulta que nadie fue ni será responsable de la avalancha de lodo que se lanzaron y seguirán tirando en Morena.
Muy pronto se confirmará que en este incipiente partido también copiaron las filias, fobias y mañas de los partidos de origen del cascajo de representantes que recogieron y entonces veremos que no habrá peor enemigo de un militante de Morena que otro de Morena.