TRAICIONES
30 de agosto - 2022
Por Edgardo Cabrera
Entre el PRI y Morena solamente hay un paso: la traición.
Resulta que en el Congreso del estado la diputada Diana Torrejón fue tentada por la cabeza de la Triste Historia que, con aquel tonito piadoso y la sonrisa Colgate, le “sugirió” hacerse cargo de la coordinación parlamentaria y le ofreció el voto de su pariente político, el otro tricolor de la legislatura.
La intromisión partidista ya la saben al interior de esa soberanía, y es que el cambio significaría remover a la aguerrida Blanca Águila de la Junta de Coordinación y Concertación Política ya que el futuro del cabildeo interno es incierto.
Sin los oficios de Rubén Terán, ahora la correspondería a Marcela González esa labor y se ve imposible acceder a las presiones, demandas o favores, de ahí que le traten de acomodar el tablero desde Palacio de Gobierno.
Recordemos que la oriunda de Zacatelco arrasó en la elección sindical en Salud, de tres a uno fue su victoria sobre la planilla vino ligada a Morena, por lo que quieren revancha.
Pero, además, durante el proceso, la propia Águila Lima acusó a la diputada Marcela de entrometerse e intentar coaccionar el voto de los agremiados, de ahí que no resulte aventurado prever que aquella afrenta se cobre con creces en la JCCP.
Pero mientras en Morena y la Triste Historia juegan sus cartas (no se les puede culpar), la diputada Torrejón tiene dos futuros en su joven trayectoria política: trascender como traidora (recordemos que cuando fue regidora acusó de lo mismo a la entonces alcaldesa Gardenia Hernández); o ponerle otro alto al totalitarismo que pretende el nuevo partidazo y empezar a mostrar sororidad con Blanca, pero también congruencia ya que es oposición, y la única que alza la voz en el PRI es una, los otros dos llevan un año jugando el triste papel de comparsas del régimen.
PARO
Los del Sindicato 7 de mayo dicen que ahora sí avivarán las protestas en reclamo de la toma de nota de dirigencia electa por una amplia mayoría desde mayo pasado.
Tuvieron que pasar tres meses para comprobar que la gobernadora Cuéllar no tiene la mínima intención de respetar la vida sindical, es claro que no le gustan los procesos democráticos cuando no tiene de su lado la ventaja, en una palabra, no es demócrata.
Esperaba que el dedo flamígero fuera suficiente para entregarle a sus compadres ese gremio tras la remoción de Edgar Tlapale, pero no pudo, pese a las presiones al Tribunal de Conciliación y Arbitraje, así como a los propios trabajadores, al final la mayoría se impuso en la elección interna donde resultó triunfador Enrique Escobar.
Ante las presiones que siguen escalando, ahora además de todo lo anterior, se niegan a cumplir con el pago de incrementos salariales y prestaciones establecidos en el contrato, por lo que anticiparon paros de labores, marchas y plantones, veremos de qué tamaño es la represión de la Triste Historia. Lo mismos pueden ocupar macanazos que amagar con el uso del aparato de justicia como se lo hicieron a los del SNTE.