Delirio de grandeza
Por Juan Luis Cruz Pérez
No ha ganado nada en Tlaxcala, y ya tiene el delirio de grandeza. Con solo salir impuesto como candidato al gobierno municipal de Huamantla, por Morena, Juan Carlos Santiago Pimentel ya se siente dueño de ese municipio y de la voluntad de los electores.
El ex priista, quien amasó su fortuna política bajo la sombra del priista poblano, nada apreciable, Jorge Esteban Chidiac, anda volando muy alto, por las nubes del egocentrismo; ahora no solo ha despreciado a sus propios compañeros de Morena, a los otros 15 aspirantes a ese cargo, sino hasta diversas estructuras que le apoyaron a su regreso a Huamantla.
Trata peor a sus correligionarios que a sus adversarios.
El ingeniero de profesión parece que ya sucumbió ante “los encantos” de quien le habla al oído; su Eris –Diosa de la mitología griega de la discordia- lo está llevando por un sinuoso camino; ya lo hizo con ex presidentes municipales de Huamantla, como con el priista Eduardo Bretón Escamilla, y ahora, parece, ya tiene una nueva víctima.
Pero la culpa no es de la empresaria, sino de Santiago Pimentel que se ha dejado seducir por la labia de la mujer; el desconocimiento del virtual candidato de Morena sobre lo que ocurre en Huamantla, de los grupos, sectores e intereses, le van a pegar muy duro, sobre todo, por esos delirios de grandeza.
Santiago Pimentel ha desdeñado y minimizado el trabajo de sus compañeros de partido y ex adversarios por la nominación de Morena; asegura que no los necesita y por eso se niega a entablar diálogos o sumarlos a su proyecto.
Es más, ayer, cual porro, los enfrentó con una recua de golpeadores que llevó hasta la misma sede de la dirigencia estatal de Morena.
El señor piensa que con su dinero, solo y su alma, podrá ganar la contienda; por eso no quiere saber nada o casi nada de personajes como Marco Edgardo Sánchez Ortega, Higinio Martínez Meléndez, Artemio de Gante, Juan Antonio Hernández Bretón, Adolfo Pérez Gasca, Oscar Escamilla Cuamatzi, Gerardo Jonathan Muñoz, Susano Sergio Goiz Espinoza, José María Méndez Salgado, Gelacio Moreno López, Porfirio Méndez Pérez y hasta el propio Alfonso Sánchez Manzanilla, personas que tienen más estructura que él para buscar ganar esta elección.
La soberbia, en política, pega muy duro.
Y eso lo sabe su principal adversario, el abanderado de lo que podría ser una candidatura de unidad o facto, entre el PRI y PAN, Humberto Macías Romero, quien ha ido sumando voluntades y conjuntando esfuerzos para lo que será la próxima elección.
Contrario con lo que ocurre con el morenista, el fin de semana, Humberto Macías logró la suma de algunos de los aspirantes a alcaldes de esa Comuna; y al parecer vendrán más.
En el pecado de la soberbia y del delirio de grandeza, Santiago Pimentel llevaría la penitencia.
Lo que ocurre en Huamantla, parece una copia fiel de lo que pasa en varios municipios de Tlaxcala, en donde, los impuestos como candidatos de Morena, sufren de patologías narcisistas que les pueden enfilar a una estrepitosa derrota.
Al margen
El delirio de grandeza en Morena –aunque no todos los militantes de dicho partido son así- parece epidemia y muy contagioso, que ahora cualquiera con un dedo de poder se siente el rey de Roma.
Es el caso de Ernesto López, esposo de la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, quien arremete en contra de todos aquellos que no apoyan la causa de su cónyuge y en cambio, si lo hacen con Lorena Cuéllar Cisneros.
Es tal el odio en contra de la candidata a la gubernatura, parece irreconciliable, que el señor López arremete e injuria a aquellos hombres de izquierda que no piensan como él o a favor de sus intereses.
Ejemplo de lo anterior, la pareja de la ex aspirante a candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala reclamó airadamente a un referente histórico de la izquierda estatal, como Perfecto Barrales, quien en su momento pidió a la senadora encabezar la unidad del partido.
“Nosotros estamos para defender al partido, para un movimiento, no para defender a la gente que ha dañado el movimiento, que vergüenza y pena que usted se presente a eso señor”, soltó Ernesto López en contra de Perfecto Barrales.
Te molesta que apoye a Lorena, le refuto el hombre de campo.
“No, pero me molesta que sea usted un señor mentiroso, que lo único que haga es pegar a gente que realmente hace cosas por el bien del movimiento y eso no se vale, usted debe tener la calidad moral de decir cosas”, se escucha en una grabación sobre el proceder colerizado del cónyuge.
Es más, engallado, el esposo de la senadora pactó con Perfecto Barrales un debate público, el cual quedó para este martes, a las 9 horas, frete a Palacio de Gobierno de la capital del estado, con la presencia de medios de comunicación.
Veremos si llega y el talante del mismo.
El delirio de grandeza parece contagioso en Morena.