HISTORIA DE MUERTE
2 De Mayo - 2022
Por Edgardo Cabrera
Su obligación es guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen, no asesinar para tratar de esclarecer un crimen, y eso fue lo que ocurrió con el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros, el pregonado como el de la Nueva Historia.
Son ocho meses de desatinos y ocurrencias, se han privilegiado los negocios para la parentela y el nepotismo, hay públicos casos de represión contra las mujeres (aunque gobierna una mujer), su poca materia gris los llevó a poner un antro encima de un museo, y la simulación es a diario, pero lo que ocurrió la semana pasada es algo aún más terrible.
A Juan Carlos de 31 años de edad lo detuvieron policías ministeriales, según porque tenían una línea de investigación para localizar a la joven Ana Laura, sin embargo, se les pasó la mano en sus “técnicas” para obtener información, la brutal golpiza que le propinaron derivó en su muerte, fueron dos días de agonía y la administración estatal ocultó toda información médica e incluso su fallecimiento.
Desde que el detenido fue a parar al hospital con muerte cerebral le dictaron su sentencia, sabían que el desenlace sería fatal, trataron de expiar la culpa y responsabilidad de la procuradora Ernestina Carro, por eso, los primeros chivos expiatorios fueron el director de la Policía de Investigación, Víctor Enrique Montiel Ramos y la de la Fiscalía Especializada en Combate al Secuestro, Paula Elizabeth Juárez Santoyo, a quienes corrieron.
De los elementos responsables de la agresión ya no se supo más, solamente que estaban en calidad de presentados y declarando sobre el incidente.
No obstante, a la procuradora se le extendió un manto de impunidad, aunque ella es la principal responsable de las malas decisiones, fue ella quien supuestamente “limpió” la corporación, corrió a personal con años de experiencia en el terreno de la investigación para traer, por ejemplo, a personajes maleados de la Ciudad de México cuyo único antecedente era su labor como elementos bancarios, uno de los sectores más desprestigiados dentro de la policía. Ahí están las consecuencias.
Doña Ernestina no dio la cara para responder por el asesinato cometido en contra de un sospechoso, la gobernadora, menos, por el contrario, cual burla, el sábado utilizó a los niños en sus ansias propagandísticas, sin reparo explotó la inocencia de los infantes para tapar lo que en verdad es su gobierno: un asesino.
A PUNTO DEL MES
Y dónde está Ana Laura, y otra veintena de mujeres o niñas que fueron reportadas como ilocalizables o que fueron sustraídas, la Procuraduría General de Justicia del Estado sigue sin dar resultados.
Finalmente, a casi un mes de su ausencia, ¡por fin!, el sábado, la autoridad “redobló” la búsqueda, ¡hágame el favor!, apenas el lunes de la semana pasada tuvieron que ir los familiares y hacer una manifestación para que los tomaran en serio y se pusieran a trabajar, el resultado: un asesinado y la joven desaparecida.
Ya hay quienes alzaron la voz desde el Congreso del estado, como la de la aliada de la gobernadora Cuéllar, la diputada petista Lorena Ruíz quien ha fustigado en dos ocasiones desde la máxima tribuna a la procuradora, ¡felicidades!, muy bien por la legisladora.
Pero debe pasar de las palabras a los hechos, ¿Cuándo formalizará una solicitud de comparecencia?, o mejor, el legislativo que nombró a Ernestina, ¿por qué no promueve un procedimiento para correrla?, el homicidio evidencia un caso de tortura, violó su toma de protesta mediante la cual se comprometió a guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen, qué más esperan, ¿Qué se sigan acumulando las víctimas?