Contracolumna: Pueblo chico, infierno grande
24 De Noviembre - 2020
Por José Martínez M.
En Tlaxcala la ambición por el poder ha desatado una feroz disputa por el poder. Los refranes son sabios: pueblo chico, infierno grande. Eso es lo que se vive ahora de cara a las próximas elecciones de gobernador. Lo malo es que quienes pretenden hacerse del poder cargan con un oscuro pasado, lleno de escándalos que los hace prácticamente impresentables. Lo malo es que se trata de mujeres con un apetito insaciable de poder. Mujeres sin escrúpulos que están dispuestas a todo. Sí, ya lo sabemos, en nombre de la cuarta trasformación todo se vale.
El estado de Tlaxcala es uno de los más pequeños y pobres del país. Cuenta con menos de 4 mil kilómetros cuadrados y está dividido en 60 municipios. Tiene un millón 200 mil habitantes y no posee grandes riquezas, sin embargo como auténticos depredadores, los políticos de Morena buscan a toda costa apoderarse del gobierno con una sola intención: manejar a su antojo los recursos públicos del estado como si se tratara de un vulgar botín.
Dulce María Silva Hernández y Lorena Cuéllar Cisneros de disputan la candidatura de Morena. No importa que la reputación de ambas se encuentre por los suelos. Por más que se maquillen y traten de lucir esplendorosas, gracias al Photoshop, Lorena y Dulce son una síntesis de lo que representa Morena, el partido de la corrupción.
Con un partido dividido y con una crisis de liderazgo lo importante es el dinero para comprar voluntades e imponerse.
Lorena Cuéllar pertenece a una dinastía de políticos y es ampliamente conocida por turbulenta trayectoria política. El crimen de su madre Margarita Cisneros Fernández (Averiguación Previa 1367/2002 TLAX-7) cometido en 2002 aún sigue impune. Fue un hecho que conmovió a la sociedad tlaxcalteca que luego derivó en una disputa legal por el reparto de sus bienes, en la que Lorena jugó un papel protagónico en los escándalos familiares.
Su sobrina Ilenia Montiel Cuéllar (hija de Aime quien falleció en 2006, hermana de Lorena Cuellar) en el año 2014 impugnó el juicio intestamentario y demando a Lorena Cuéllar lo mismo que a las hermanas de ésta Mónica Cuéllar Cisneros y Karina Cuéllar Cisneros y al viudo de Aime.
Se trata de un pleito de familias del poder entrelazadas y confrontadas por la disputa de una herencia de 180 millones en propiedades y bienes en el que resulta salpicado en actos de corrupción un notario público y un padrastro. Mediante triquiñuelas legales las hermanas Lorena y Mónica se repartieron el 70% de la herencia (diversos terrenos, la fracción de un rancho, casas y la propiedad de varias gasolinerías)
Las hermanas Cuéllar Cisneros fueron señaladas de sobornar al notario Carlos Ixtlapale Pérez, quien recibió la patente como un regaló cuando gobernaba el estado el panista Héctor Ortiz. El hijo del mencionado notario Carlos Érick Ixtlapale Carmona, fue declarado culpable de uso de documentos falsos, y la Auditoría Superior de la Federación le detectó desvío de fondos cuando fue alcalde del municipio de Huamantla.
Las investigaciones del crimen de Margarita Cisneros Fernández están llenas de contradicciones y de impunidad, donde lo único que importó fueron los bienes que dejó la víctima, se tomaron 185 declaraciones ministeriales. De ellas 89 correspondientes a personas de sexo masculino, 41 sexo femenino. Y se tomaron 55 declaraciones corresponden a personas citadas en más de una ocasión. Al final el caso sigue impune.
Además de ser señalada en manejos irregulares como el desvío de fondos de los casi 9 mil millones de pesos de recursos públicos para combatir la pobreza, Lorena Cuéllar se ha caracterizado por incurrir en nepotismo, corrupción e enriquecimiento ilícito. Al respecto se ha señalado que existen expedientes abiertos en la Secretaría de la Función Pública y en la Unidad de Inteligencia Financiera.
En cuanto a su enemiga política y compañera de partido, Dulce Silva Hernández, Lorena Cuéllar hace todo lo posible para atarla mediante descalificaciones de “oportunista” y por sus “malos antecedentes”.
Lo cierto es que ambas cargan con un pasado tenebroso.
Dulce Silva busca ocultar su pasado con una campaña ostentosa.
Como sabemos Dulce fue la protagonista de una boda de escándalo en la que el presidente Obrador fue uno de los protagonistas. Una fiesta fifí que ocupó la portada de la revista Hola! y que acaparó los reflectores de la prensa por el morbo político en torno del enlace en la que se dio cita la crema y nata de la nueva clase política.
La boda de Dulce fue producto del romance con César Yáñez, un aprendiz de periodista que acompañó a Obrador en más de 20 años en sus andanzas políticas y que fue compensado por el tabasqueño con un cargo rimbombante en su gobierno pese a carecer de la más mínima experiencia en la administración pública. Toda su trayectoria consistió en redactar boletines y propaganda a favor de Obrador.
Dulce Silva Hernández quien ahora se ostenta como “empresaria”, estuvo en prisión durante más de un año en el estado de Puebla (marzo 2016-mayo 2017) por el delito de operación con recursos de procedencia ilícita por sus vínculos con el apoderado de Invergroup, Edmundo Tiro Moranchel, quien fue procesado por defraudar a cientos de ahorradores poblanos.
Para “lavar” su pasado Dulce gasta dinero a mano llenas en propaganda política. Lo mismo contrata grandes espectaculares, paga publicidad a medios impresos y digitales, y contrata a cientos de jóvenes para repartir volantes y hacerse de una imagen debido a que es una completa desconocida en el estado.
Sin experiencia y si una estructura política, Dulce Silvia cree que se pueden comprar voluntades a golpe de su chequera.
Uno de sus principales promotores es el exgobernador Alfonso Sánchez Anaya, un saltimbanqui de la política que lo mismo ha estado en el viejo PRI que en el PRD y Morena.
Aunque Lorena y Dulce no presentan grandes expectativas para ganar la gubernatura, las dos están empecinadas en logarlo a cualquier costa y se disputan la “bendición” del presidente Obrador quien es el dedo elector de Morena.
Pero como Lorena que acarrea un pasado tormentoso por sus escándalos de familia y sus desplantes políticos, Dulce Silva ha visto empañar nuevamente su imagen los fraudes en los que se ha visto involucrada su media hermana Mariela Silva Gazca la que es señalada de birlar más de 30 millones de pesos a pequeños inversionistas.
Aprovechando las relaciones familiares con políticos del más alto nivel del gobierno de la cuarta transformación, Mariela Silva ofreció pagar intereses de 10% por inversiones de menos de 100 mil pesos, 12% por más de ese monto e incluso de 14 y hasta 15 % por los más altos.
Mariela Silva invitó a invertir, entre otros “negocios”, a la compraventa de uniformes destinados a los tianguis poblanos de San Martín Texmelucan y Tepeaca.
Para limpiar su mala fama Dulce Silva ha inventado una fundación que lleva su nombre y aparecer como una “benefactora” social. Y a todos aquellos que la cuestionan su paso por la prisión les dice que una “perseguida política” por defender los “ideales” de Obrador.
¿Lorena o Dulce? Es la disyuntiva de un partido (Morena) marcado por la corrupción y personajes impresentables.