Eso lo dijiste tú, no yo: Arreciado
Por Alfredo González
Con la supuesta vuelta a una «nueva normalidad» pareciera ser que el único cambio en la vida social fue la desaparición del cubrebocas en algunos casos, pues además de ello, todo continúa en una aparente cotidianidad donde la ausencia de medidas de seguridad y prevención por la pandemia de COVID-19 aún persiste.
Y es que, tal parece que una hoja más cayó del calendario y la ciudadanía borró de su mente más de mil contagios positivos en Tlaxcala, además de más de 170 muertos que se han acumulado por la dejadez, la conchudez de las personas que son tercas a atender las recomendaciones y restricciones de la autoridad.
No por nada superamos el millar de contagios registrados, sólo 777 en el mes de mayo, las casi 150 defunciones en 31 días y que de manera sorpresiva se interrumpieron por primera vez en semanas la noche del domingo, el primer día desde el mes de abril donde nadie ha perdido la vida a consecuencia de los graves síntomas que propicia el Coronavirus.
En cambio, en poco más de 60 días, desde el 25 de marzo se han acumulado más de mil 60 casos positivos, 53 de ellos tan sólo el pasado lunes, toda una nueva marca en Tlaxcala al superar la media centena en un solo día…bravo por esa terquedad mortal que tan arraigada tiene esta sociedad.
De seguir así, y que muy seguramente así pasará, podríamos vivir nuevos brotes masivos en una o dos semanas, cuando el periodo de incubación de estos nuevos incautos que ya abarrotan tiendas y calles de todos lados, comiencen a brotar por todos lados y tal vez, con nuevos resultados fatales y desgarradores para cientos de familias que sufran una pérdida por esa omisión.
Para muestra, resulta alarmante lo que sucede en el municipio de Mazatecochco, donde un regidor y un presidente de comunidad dejaron de existir con síntomas posiblemente ligados a COVID-19, donde aún no hay resultados concluyentes de una infección, pero que salta la duda al recordar que el alcalde de esa demarcación perdió la vida hace unos días a causa de Coronavirus, completamente confirmado.
Cuélgale
Tal parece que a nadie le importa el desgaste, el costo y sobre todo las complicaciones que dan las llamadas de broma al servicio de emergencias 911 en Tlaxcala, un mal uso que se le da a algo tan vital y que podría salvar vidas en muchos de los casos, en otros, el falso despliegue de los cuerpos de emergencia ha hecho imposible que se destinen a la captura de maleantes que bien podrían haberse concretado.
Según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en un periodo que comprende desde el 1 de enero y hasta el 31 de marzo, en la bella Tlaxcala se acumularon un total de 170 mil 895 llamadas o requisiciones de auxilio al servicio del 911, de las cuales 152 mil constituyeron reportes improcedentes, es decir, las bromitas de mal gusto que algunos ociosos hacen sin ninguna consideración.
En ese sentido, da pena para el estado el que sólo 10 mil 401 reportes constituyeran una auténtica emergencia, es decir, una baja cantidad de sucesos reportados se tratan de hechos verídicos, algo así como sólo el 11 por ciento de los reportes hechos, lo que representa un aumento del 9.4 por ciento en este tipo de charadas que bajita la mano, se traduce un derroche de recursos y personal en falsas alarmas.
Ya entrados en números, estaríamos hablando que en un periodo de tres meses se consumaron algo así como un promedio de 11 mil 50 llamadas de broma por cada 100 mil habitantes, casi una de cada diez personas que habitan la entidad le gastó una broma a la autoridad donde fue necesario el desplegar a elementos de policía, guardia nacional, ejército, bomberos, paramédicos y demás servicios, sin que existiera una razón real.
Hablando de ello, en cuanto a llamadas de emergencia que sí fueron procedentes durante estos meses, el 70 por ciento fue para solicitar seguridad pública; el 14 por ciento fue para solicitar ayuda médica; el nueve por ciento, requirió a los elementos de Protección Civil, y el resto fue de asistencia, servicios públicos, entre otros.
Ya es momento de que se busquen mecanismos que no sólo pretendan inhibir y hacer conciencia en la gente de este tipo de reportes falsos, pues si bien en esencia el 911 es una alternativa para respuesta inmediata que goza de la gracia del anonimato para los denunciantes, si debe buscarse una manera de castigar a aquellos que hacen mal uso de la herramienta que podría salvar vidas.
Suena complejo y en realidad lo es, el monitorear y dar con el paradero de los bromistas requiere de reformas y cambios de fondo a muchas leyes y reglamentos, incluyendo la ley de protección de datos personales, una de las herramientas sociales pervertida con todo el dolo de causar perjuicio social, donde el anonimato sirve de disfraz y escondite de maleantes y malvivientes.
Paramédicos
Hablando de servicios de emergencias, algo sigue bastante mal en un gremio que nació con propósitos tan nobles y auténticos de salvar vidas y que poco a poco ha mutado en una mafia donde grupitos y pseudo lideres quieren alzarse con el control de las emergencias médicas del estado, y donde incluso, de manera nada sorpresiva, el CRUM sigue lejos de controlar y mediar las urgencias.
Podríamos hablar de siglas e instituciones, pues ya son varias las que prestan servicios pre hospitalarios y primeros auxilios en el estado desde hace algunos años…rojos, ámbares, azules y de todo un poco, el gremio de las emergencias ha comenzado a sobrepoblarse en algunas zonas y en otras, de plano… ni sus luces.
Con este auge, han surgido autoproclamados líderes o «coordinadores» que acaparan o al menos intentan hacerse con el control y «poder» del gremio, anteponiendo intereses perversos e incluso un probable lucro a la preservación de la vida, a hacer su chamba… una verdadera vergüenza que está sucediendo en varios puntos de la entidad.
Aun cuando existen paramédicos y rescatistas que hacen una gran labor y que constituyen una pieza importante para brindar un excelente servicio, hay casos de ‘males necesarios’, como ellos dicen, para que funcione la operatividad de ambulancias y unidades de rescate.
Existen casos lamentables que incluso han derivado en el colmo del asunto…paramédicos etílicos que siguen la fiesta al interior de las ambulancias, así de ese tamaño las acciones irresponsables del algunos, o al menos eso cuentan… vicios que van en detrimento de los equipos de rescate y dan una pésima imagen de quienes deberían ser referentes sociales.
Dicen que la limpia sigue en diversas corporaciones y debería extenderse, pues esos terratenientes deben extirparse como quistes antes de que denigran más la imagen de las beneméritas instituciones de rescate.
Pongan las barbas a remojar, les han dicho a algunos que se resisten a la temática de dignificar de nueva cuenta a la héroes sin capa, esas lacras que incluso le han puesto precio a las imágenes que trafican de los percances que atienden para lucrar con la tragedia.