¿EN SERIO?
Por Edgardo Cabrera
Cuando la protagonista de la Triste Historia dice que -ahora sí- hará cambios en su gabinete, a nadie le causa sorpresa, quizá a dos que tres de sus plumas pagadas y ladinas que ven el riesgo de perder sus convenios.
La realidad es que más tardó en tomar la decisión los que la acompañarían en la aventura de gobernar, que en lo que le renunciaron, se convirtieron en prófugos de la justicia, los despidieron o los movieron de puesto, en una suerte de rueda de la fortuna, quienes estuvieron arriban terminaron castigados en algún plante del Cobat por corruptos o ineficientes, y otros igual de corruptos e ineficientes ascendieron a funcionarios del primer nivel.
Vamos para mes y medio sin secretario de Seguridad Ciudadana, y pese a que los crímenes, los asaltos y secuestros están a la orden del día, no les corre prisa por contratar a uno, el que cobra como encargado ya hasta le dio tiempo de andar en franca campaña en su sueño de ser diputado.
A estas alturas, ya con un gobierno en marcha y con una mala inercia, es difícil que corrijan el rumbo, es claro que la ruta está trazada, se trata de una historia de errores y tropiezos, ocurrencias y torpezas, mentiras y más mentiras.
La política pública solamente es una: mucho circo y poco pan.
LEGITIMACIÓN
Pablo Badillo llegó a la presidencia municipal de Apizaco con el señalamiento de ser impuesto por su antecesor y de mantener la misma línea política, sin embargo, durante su primer año de labores marcó su propio estilo, y si bien no se peleó con Julio Hernández, sí pintó su raya.
Para empezar, dejó de lado el escritorio y salió a gastar suela en las 7 comunidades, creó una brigada a la que denominó “212”, en honor a la icónica locomotora que sirve de monumento a la ciudad rielera, y se dedicó a llevar obras y acciones con él a la cabeza, desde bachear y reparar fugas de agua, hasta comprometer obras públicas, legitimando con ello su gobierno.
Ante el castigo de recursos y obras a los municipios, en particular a los opositores, el panista se enfocó en optimizar los recursos humanos y encargarles tareas específicas como la atención y el combate a la violencia hacia mujeres, niñas y niños. Mientras en el plano estatal se esconden los delitos y hasta se agrede a las feministas, en Apizaco implementaron desde agosto la “estrategia naranja” que redundó en la atención de más 300 llamadas de auxilio y el rescate de 13 menores víctimas de violencia y 4 mujeres que junto con sus hijos sufrían de violencia extrema.
Pero también se mantuvieron algunas estrategias de sus antecesores como la máquina bacheadora, comprada en el pasado, y que sigue operando, a la fecha reparó más de mil metros cúbicos de cráteres.
Apizaco se convirtió en el municipio que más invirtió en deporte y cultura con más de 10 millones de pesos, al tiempo de renovar parque vehicular y equipamiento para policías. Quizá por todo lo anterior, en las encuestas de percepción, los tres ayuntamientos albiazules aparecen mejor evaluados, no hay que perder de vista que los actuales tendrán la posibilidad de competir por su reelección.