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jueves, 7 de mayo de 2020

Los de MORENA en Tlaxcala y en todo México están demostrado que salieron mil veces peor que los del PRIAN

DESPIDOS EN PLENA CONTINGENCIA
Como era de esperarse, los matraqueros y burócratas que tienen el descaro de presumirse incólumes, así como socialistas de lengua (porque en realidad son capitalistas de clóset), emprendieron una ofensiva contra Espejel Cova al acusarlo de supuestos actos de corrupción, razón por la que según fue despedido
Por Edgardo Cabrera
En plena contingencia, y pese al discurso del presidente López Obrador y su llamado a la “sensibilidad” patronal para no recortar fuentes laborales, en Tlaxcala la delegación federal del Bienestar no se tentó el corazón e inició una serie de despidos.
Son al menos una decena de personas, llamadas “siervos de la nación”, de los que la titular de la dependencia, Lorena Cuéllar Cisneros, palomeó su remoción.
Uno de estos casos es el de Tirso Espejel Cova a quien de forma insensible le cortaron los ingresos económicos para su familia, de ahí que decidió acudir a Palacio Nacional para manifestarse y demandar al presidente de la República voltear la mirada a Tlaxcala y revisar qué está pasando en la delegación.
Como era de esperarse, los matraqueros y burócratas, socialistas de lengua (pero en realidad capitalistas de clóset), emprendieron una ofensiva contra Espejel Cova al acusarlo de supuestos actos de corrupción, razón por la que fue despedido.
Empero, omiten señalar un “pequeño” detalle, a quienes les cancelaron su contrato son personas plenamente identificadas con la estructura del partido Morena, los mismos que operaron en la campaña electoral pasada, y que cometieron el “pecado” de simpatizar con los senadores Ana Lilia Rivera o Joel Molina.
Es decir, no son de la confianza de Cuéllar Cisneros y sus propaganderos, por lo que no les son útiles en su principal objetivo y plan: competir por la gubernatura el próximo año.
IMPUNES
Nada sorprendente resultaría que los despidos quedaran en la impunidad de este incongruente gobierno federal que solapa algunas conductas que son propias, incluso peores, a las del anterior régimen.
Para empezar, recordemos que, desde las conferencias de prensa mañaneras, se amagó con sancionar desde el fisco y ante el IMSS, a aquellos empresarios que despidieran a personal durante la presente contingencia sanitaria.
En el discurso moral, el comandante en jefe cuestionó la ética de aquellos que mochen los ingresos de una familia, sin importar que para los empresarios la presente pandemia les ha significado el cierre y la quiebra de sus negocios ante la falta de ingresos, aún así, el amago fue claro y en cadena nacional, excepto, claro, para los empresarios amigos como los del grupo Salinas.
En una dependencia federal, por tanto, no habría justificación alguna para hacer despidos en plena pandemia, tendrían que posponerse esos recortes hasta después de la contingencia.
Ahora bien, para esos mismos que tratan de justificar los recortes de personal a un asunto de corrupción, basta remitirnos al nuevo escándalo en el que está inmersa la familia Bartlett, donde salió a relucir que uno de sus hijos fue beneficiado con adjudicaciones de contratos millonarios para vender ventiladores médicos a sobreprecios, y la primera reacción fue la de encubrir y culpar a los “adversarios” políticos del sistema de dicha investigación, más NO el despido o cese del jefe de la familia que cobra como titular de la CFE, en tanto se aclara el caso.
Y en eso de la CFE y de las incongruencias, también llama la atención que mientras algunos legisladores de la 4T, como el del PEST, José Luis Garrido, impulsan exhortos para que se suspendan los pagos por los servicios de agua potable, se solapa que la Comisión Federal de Electricidad mantenga el cobro de facturas millonarias a los organismos operadores, aún cuando sus ingresos se han visto afectados por la pandemia y la crisis económica.
Para rematar, también en pleno golpe a los bolsillos de todos los mexicanos, desde la cúpula se atenta contra los sueldos de los burócratas con cargo directivo, ya que mediante decreto presidencial se les pide renunciar “voluntariamente” a su aguinaldo, y que se reduzcan el sueldo.
En este rubro hay molestia, por un lado, y cinismo por el otro, como en el caso de aquellos oportunistas que llegaron a Morena, y que hoy son funcionarios, al querer compensar esas reducciones a costillas de moches a algunos beneficiarios de programas sociales.  

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