Cuestión de intereses
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Por Mauricio Hernández
Desde su llegada a la silla presidencial López Obrador se ha erigido como un férreo defensor de la Hacienda Pública. Sería ilógico criticar tal postura pues durante años en México no ha existido igualdad entre contribuyentes, especialmente aquellas grandes empresas que se veían favorecidas con la condonación de impuestos o bien con pagos muy por debajo de lo que marca la ley.
El 20 de Mayo del 2019 el titular del ejecutivo firmó un decreto para eliminar la condonación de impuestos, además pactó para que todos los contribuyentes estuvieran al día con sus obligaciones ante el SAT. Insisto, aparentemente, no tiene espacio para la crítica. Una hacienda robustecida permite una mejor distribución de los recursos, sobre todo cuando les puedes echar mano.
Durante esta pandemia (que no ha concluido pese a los deseos del primer mandatario), López Obrador se negó, una tras otra, a brindarle a los contribuyentes condonaciones, prorrogas o estímulos que les permitieran sortear la difícil situación económica. Incluso hizo pública la lista de algunos deudores ante el SAT.
Claramente el presidente tiene una postura fuerte en la materia, pero porqué es gobierno y requiere de recursos para operar. Nada nuevo, salvo que el López Obrador opositor pensaba por completo diferente. Simple cuestión de intereses, no de convicciones.
Siendo opositor, López Obrador fue un eterno promotor de la resistencia civil pacífica, esa que pedía a sus seguidores no pagar impuestos, luz, predial, incluso promovió por momentos no pagar el IVA. Luego de su derrota en 1994 por la gubernatura de Tabasco frente a Roberto Madrazo, realizó intensas giras por su natal Tabasco para promover su resistencia civil, logrando que casi un 90% de los usuarios de la CFE no cubriera el pago de energía.
Para 2018, meses antes de su toma de posesión hizo un llamado a su natal estado para concluir la resistencia y pagar los adeudos de energía. Para entonces la deuda de los usuarios Tabasqueños ascendía a casi 11 mil millones de pesos. Recién estrenado como presidente decidió condonar los pasivos existentes bajo la premisa de borrón y cuenta nueva, sin embargo, tabasqueños acostumbrados a no pagar la luz durante 26 años cayeron de nuevo en mora. La reacción del presidente, ya no fue la de instigar al no pago, sino a hacer aquello que tanto criticó durante años por considerarlo un atentado a los derechos humanos. La CFE de AMLO y Bartlett cortaron la luz.
Pero aquellos pioneros de la resistencia civil de Andrés hicieron lo que les enseñaron, se colgaron, usando diablitos recuperaron la energía. Días después la CFE, no solo se llevó los cables sino hasta los transformadores. Ya no son tiempos de la resistencia, decía Andrés, ahora si hay que pagar. Cuestión de intereses.
La base de contribuyentes de Tabasco es de las más bajas de la nación y según autoridades de las más complejas para actualizar. Fueron muchos años de negativa de pago frente a una autoridad débil y complaciente.
Todo esto lo traigo a cuento por el actual terrorismo fiscal. Hoy el no pagar impuestos te hace un enemigo de la nación, cuando antes era un honroso movimiento a favor de la democracia y en contra de la tiranía neoliberal. Pero…¿Qué los hace diferentes?. Nada. Cuestión de intereses.
Hoy día hay también hay poca o nula transparencia en cuanto la distribución de los recursos públicos. Las asignaciones directas son hasta más comunes que en la época neoliberal, los gastos del presidente López, tal vez no sean tan escandalosos como los de Peña Nieto, pero también representan cifras muy por encima de la justa medianía. Las suburban blindadas tan criticadas hoy vuelven a ser referente de transporte presidencial. Los salarios de la alta burocracia han disminuido pero no al nivel prometido. Los legisladores siguen siendo favorecidos con cantidades por encima de los preceptos naturales de la 4T.
Finalmente la resistencia de ayer eran actos de presión proselitista, no compromisos verdaderos con los que menos tienen, pues hoy esos mismos se quejan que ya no tienen ni luz para trabajar. La resistencia de antes no impactaba en el bolsillo del movimiento, hoy ese bolsillo tiene las arcas de la nación que deben estar llenas para realizar y abanderar los proyectos insignia del mandatario estatal.
La crítica a la barda de Tula y a los 100 hospitales fantasma de Calderón es real, sin embargo, la barda sigue ahí y los recursos al sector salud fueron recortados, las carencias se mantienen igual que las promesas. Prometer, dicen, no empobrece, pero a los que por cuestión de intereses procuran una hacienda sana y robusta.
Aunque el discurso es que no son iguales, yo si los veo así. Finalmente son políticos con un negocio próspero.
Para muestra las promesas a FUCAM. Los apoyos a la fundación nunca llegaron y hoy las mujeres con cáncer comienzan su peregrinar ante la insolvencia de la fundación. Pero como son tiempos de Pandemia los muertos solo se cuentan por Covid, no por cáncer de mama. Atento a la resistencia pero no al progreso de la nación. ¿Qué ha cambiado?…Nada…salvo un eterno y monótono discurso de todos los días, que evidencia que al final todo es cuestión de intereses.
Alguna vez se ha preguntado. ¿Cuánto dinero nos ha costado López Obrador?.
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