Sin Censura / Triunfalismo=derrota
La amplia ventaja que tiene dicha nomenclatura electoral en las preferencias ha hecho que la mayoría de quienes están en ese partido y se visualizan como candidatos en la próxima contienda, caigan en una serie de actitudes y conductas que podrían alejarlos del triunfo comicial.
Serán cerca de mil postulaciones en ese partido en la contienda federal y local en Tlaxcala -297 presidencias de comunidad, más de 600 cargos en ayuntamientos, entre regidurías, sindicaturas y desde luego, presidentes, además de las postulaciones a las 25 diputaciones locales, 15 de mayoría relativa y 10 de representación proporcional y tres escaños en el Congreso de la Unión, y todas deberían cuidarse.
Sin embargo, el ambiente y sentimiento del triunfalismo podría cobrarles la factura, en especial, porque el partido y sus huestes, enfrentan y viven una serie de condiciones que podrían llevarlos a innumerables derrotas.
No solo lo digo yo; entre algunos militantes del propio Morena se advierte esta enorme posibilidad.
La realidad es que, a casi a dos años de la victoria electoral que llevó a su líder Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México, Morena enfrenta más problemas que aciertos.
Con esa victoria electoral, del 1 de julio de 2018, también se beneficiaron otros actores; senadores, diputados federales y legisladores locales, que, en el caso de Tlaxcala, en el mejor de lo casos, no han hecho nada a favor de su partido y en el peor escenario, le han dado varios palos a los principios que los llevaron a ocupar esas posiciones que hoy disfrutan.
Ya lo advierte Gibrán Ramírez Reyes, analista, columnista y militante de Morena, en un escrito, el cual cito textual, en una de sus partes: “De nada va a servir tener mayorías legislativas si no saben qué defender, cuáles son sus atribuciones, cómo deben ejercerlas y si no hay disciplina partidaria. De nada va a servir tener cada vez más ayuntamientos si no tienen clara su visión y si nadie les vigila al acercarse o alejarse del programa de gobierno. Lo mismo puede decirse de los regidores. Los cargos electos por Morena no pueden estar a la buena de Dios”.
En una carta dirigida a los militantes de Morena, https://gibran.mx/2020/06/08/carta-a-las-y-los-militantes-de-morena/, que la verdad dudo que los destinatarios la hayan leído ya, el morenista admite, que “por corrupción, por flojera, por muchos factores distintos, pero (los representantes populares o de gobierno de Morena) han perdido los principios de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México. Muchos diputados locales, por ejemplo, que llegaron por Morena, pero se entregaron a gobernadores de otros partidos, en ocasiones a cambio de migajas”.
Además, reconoce lo que muchos morenistas advierten, que la complacencia al interior del partido, para con sus malos gobernantes, entre ellos quienes ejercen cargos públicos, secretarios y delegados, puede ser un lastre de cara a los comicios.
“Si son malos y corruptos alguien tiene que señalarlos. Si son malos gobernantes, pero bien intencionados, alguien tiene que ayudarles a generar las capacidades para hacer su labor. Si son buenos y bienintencionados, alguien debe ayudarles a seguir su carrera política y a formar a otros en este noble oficio. Son cosas de mucho trabajo, que complementan a los círculos de estudios, a los comités, pero de las que debe hacerse cargo el partido”.
No obstante, como ocurre en Tlaxcala y en el resto del país, ese triunfalismo y la falta de vida institucional de los militantes de Morena, con sus disputas internas por candidaturas y recursos, hacen que las posibles victorias electorales se pongan en un alto riesgo.
Gibrán Ramírez, afirma: “La verdad es que el partido no ha estado en nada de eso, sino en puras disputas sobre quién debe dirigir. En el fondo, sobre quién debe repartir las candidaturas y administrar el dinero. Y la codicia siempre ha sido mala consejera”.
Y confirma lo advertido por su servidor: “Operar así ha tenido tremendas consecuencias. La primera es que la intención de voto ha disminuido hasta alcanzar cerca del 20 por ciento, lo que significa menos de un tercio de la aprobación del presidente. Se ha roto el diálogo, se ha simulado el debate programático y la formación política, y se ha cancelado, en los hechos, la democracia interna. No puede ser que en un partido que tiene 278 mil militantes y el apoyo de decenas de millones de simpatizantes, los destinos se los jueguen un grupo de señores y señoras que caben en un cuarto. No se vale, aunque sean militantes de toda la vida”.
El triunfalismo y las prácticas de siempre de las oligarquías políticas, que las padece Morena, pueden ser el principal adversario de este instituto político de cara a la elección del 2021. Los enemigos son ellos mismos, con sus actitudes; la soberbia y los intereses de camarillas pueden enterrarlos.
Y el resto de los competidores siguen sin despertar de su letargo electoral. El nocaut del 1 de julio de 2018 no los ha hecho reaccionar.
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