Sin Censura
Limpia de corrales
Por Juan Luis Cruz Pérez -junio 21, 2021
Una limpia de corrales ya genera los resultados de las elecciones del pasado 6 de junio, en especial, en aquellos partidos políticos que perdieron o tuvieron un retroceso en las preferencias electorales.
La limpia de corrales es una expresión taurina que alude a la determinación de los ganaderos o empresarios taurinos de vender o sacrificar todos aquellos toros viejos, mansos, rezagados o con defectos, para que sean utilizados en festejos de pueblo o incluso, en los rastros. Es decir, se deshacen de todos aquellos animales que consideran ya no les sirvan.
En los partidos de la coalición Unidos por Tlaxcala, los grupos y militantes ya afilan la espada de Damocles para deshacerse de sus respectivas dirigencias. Tanto en el PRI como en el PAN, las inconformidades por el proceder de sus presidentes en este proceso comicial, Noé Rodríguez Roldán y José Gilberto Temoltzin Martínez, respectivamente, son el motivo para demandar sus respectivas destituciones.
La caída tanto en el número espacios como de personas a gobernar a partir del próximo 31 de agosto, alimentan las imputaciones sobre ellos como responsables del desastre electorales que viven. Los responsabilizan de todo, desde el poco trabajo en estructuras, falta de apoyo a candidatos, de las presuntas imposiciones de abanderados, de agandalle de espacios, alentar las traiciones, en suma, por no hacer algo para frenar la debacle que ahora viven.
En el PS, a punto de perder su registro, las cosas no son distintas. Todos los integrantes de la cúpula reparten culpas, al grado que ahora nadie quiere hacerse cargo de las exequias de ese instituto creado al amparo de Rosalía Peredo Aguilar.
En el PRD, la poca membresía que le queda carece de fuerza para exigir cuentas. El reparto de espacios fue de socios; aunque alguno de ellos, no le fue también como presumía.
En el PAC, como se trata de un negocio familiar, la limpia de corrales será mínima; la colocación de la sobrina preferida en el Congreso local matizó la derrota del menor de los Ortiz, ese que se ha ganado a pulso el veto de cualquier contienda electoral; lo que antes ganaba por aclamación, ahora lo sufre cuando se trata del voto electoral.
La limpia de corrales en los feudos partidistas ya empezó y algunos de los detractores ya se asumen como los nuevos redentores de estos partidos que viven sus propias crisis poselectorales.
Al margen
Los diputados, esos a los que les han hecho presumir que son la mejor legislatura de la historia, parecen que quieren cerrar con broche de oro un mandato, el cual se ha caracterizado por los vetos del Ejecutivo y los fallos adversos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por la inconstitucionalidad de diversas resoluciones.
Ahora, los diputados decidieron hacer una interpretación, a modo de sus intereses, de la Constitución local y de diversas disposiciones normativas, con la finalidad de cumplir órdenes e imponer a Jakqueline Ordóñez Brasdefer como presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Los diputados afines a la Cuarta Transformación decidieron dar por legal la elección de Ordóñez Brasdefer con solo 12 votos, a pesar que le Constitución local establece, en el párrafo quinto del numeral 96, que el titular de la Comisión será electo por el voto de las dos terceras partes del total de los integrantes de la Legislatura del Congreso. La misma Constitución establece que el Poder Legislativo se integra por 25 diputados, así que la mayoría calificada son 17 congresistas.
Parece que los diputados no aprendieron. La Suprema Corte de Justicia de la Nación ya los exhibió por sus ilegalidades, pues al resolver la acción de inconstitucionalidad 265/2020, en torno a la reforma electoral, el ministro ponente de ese caso, Mario Pardo Rebolledo, echó abajo esas enmiendas, por, entre otros aspectos, la indebida integración de la mesa directiva que encabezó los trabajos de la sesión en donde se aprobaron esas enmiendas.
En su resolutivo, sostuvo que la ley establece que la mesa directiva debe ser electa por una mayoría calificada, es decir, cuando menos 17 de los diputados locales, -igual exigencia para la elección del presidente de la CEDH-, pero los congresistas lo hicieron por el voto de 15 de los legisladores presentes. Lo cual fue considerado como ilegal.
Ahora, los diputados aseguran que la elección de la nueva presidenta de la CEDH es legal con solo 12 votos, ya que solo estaban en funciones 18 diputados, pues siete estaban con licencia por campañas. Los diputados están muy cerca de volver a ser exhibidos por sus ilegalidades y ocurrencias.
Lo dicho, hay maderas que nunca agarrarán el barniz.
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