Sin Censura
Sin oposición
Por Juan Luis Cruz Pérez -octubre 18, 2021
El gobierno del estado y su partido Morena, incluidos sus aliados, caminan, trabajan y deambulan también, sin oposición; los institutos políticos antagonistas, sus dirigentes, representantes populares y sus principales cuadros, siguen noqueados o escondidos, rumiando su vergonzante militancia y sin generar condiciones para mejorar el futuro inmediato. Y con ello, quienes gobiernan, en el estado, municipios o hacen mayoría en el Legislativo, hacen lo que quieren sin que, hasta ahora, alguien les haga contrapeso.
A 133 días de la pasada jornada electoral, todos los aliados de Unidos por Tlaxcala, PRI, PAN, PRD y PAC –del PS, mejor ni hablemos, porque ya desapareció del escenario electoral-, atraviesan sus propias crisis internas; se pelean las migajas y las ruinas de sus partidos, olvidando el papel de una verdadera oposición.
En un estado democrático, la oposición debería jugar un papel más que anecdótico, como hasta ahora ocurre en Tlaxcala. Para el estudioso, Manuel Palomares Herrera, la labor de la oposición, “es la de inspeccionar de cerca al gobierno de turno, controlar sus procesos, ser un contrapeso, una alternativa, una esperanza y la de denunciar ante instancias judiciales cuando sea necesario”, los abusos, excesos e ilegalidades.
Sin embargo, en Tlaxcala, no hay oposición; todos parecen la dama de compañía. O usted ha escuchado desde el Legislativo o alguna otra tribuna, a representantes populares, autoridades o dirigentes de partido, fijar posturas por acciones u omisiones de la nueva administración.
Al contrario, vemos a alcaldes de oposición desdibujados ante el poder; muchos de ellos hacen las funciones de pajes de la gobernadora. Es más, algunos de ellos no pierden la oportunidad de presumir encuentros con la mandataria, en los que entrega regalos o algunos presentes. Y de trabajo de coordinación o atención de diversos problemas, muy pero muy poquito.
Hasta ahora prevalece el silencio; parece que hay temor, vergüenza o de plano, los de oposición no creen tener calidad moral para alzar la voz.
En el PRI, todos se hacen de la vista gorda. Nadie quiere asumir ni liderazgos ni derrotas; han aplicado el complejo del avestruz; solo se han dedicado a administrar sus parcelas de poder o miseria, según la mirada de quien observe. Ni los Marianos ni nadie, parecen que quiere cargar, por ahora, con “el muertito”.
En el PAN, la lucha no es por hacer crecer al partido, sino por cobrar las afrentas, evidenciar las simulaciones y las traiciones en la pasada contienda, algunas de las cuales que se gestaron desde la misma dirigencia estatal. La lucha es por el poder interno, pero los panistas de a pie no importan y mucho menos, los cerca de 60 mil electores que les dieron el respaldo.
El PRD está peor; parece que ya ni existe. Juan Manuel Cambrón está más ocupado y preocupado por ejercer y disfrutar su juguete nuevo; la diputación local. El cumplir un sueño y anhelo personal ha dejado huérfano a su partido.
Mientras que Santiago Sesín, el otro referente del sol azteca, y su agrupación, Renovemos Juntos Tlaxcala, ya han intensificado su vida activista fuera del perredismo.
Y en el PAC, sus dirigentes solo administran sus fortalezas y hasta ahora, en los 48 días de esta administración están cumpliendo muy bien las funciones de dama de compañía del gobierno del estado.
Con ese proceder, Tlaxcala carece de oposición; los dirigentes, sus representantes y sus principales cuadros, parece que solo están a la espera de ver qué logran de la nueva administración estatal. Total, vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error.
Hasta ahora, nadie de ellos, en especial sus dirigentes, hacen partido: no hacen oposición, solo hacen las veces de la meretriz en turno y con eso, el partido en el gobierno y aliados, siguen ganando camino de cara a los comicios locales y federales del 2024 en donde, de continuar así, la oposición nuevamente será avasallada, porque Tlaxcala vive sin oposición.
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