LOS DICHOS Y LOS HECHOS
José Martínez M.
Martes, Febrero 15, 2022
Contracolumna
Cuando el periodista Carlos Loret de Mola reveló la existencia de la “casa gris” que habitó en Conroe, en la ciudad de Houston, el hijo mayor del presidente Obrador se destapó la cloaca. Algo olía mal. Con el paso de los días reporteros de distintos medios, tanto de México como de Estados Unidos fueron descubriendo la suciedad que se pretendía esconder bajo la alfombra mediática de Palacio Nacional.
El presidente hizo declaraciones explosivas para tratar de minar el trabajo de investigación de Loret y su equipo de investigación. Tras el discurso oficial las cosas lejos de esclarecerse se enturbiaron aún más. Cuando algunos accionistas de la compañía petrolera Baker Hughes hicieron público su interés por iniciar una investigación por la presunción de un posible conflicto de interés luego de las denuncias periodísticas que apuntaban a un alto ejecutivo de la empresa y el hijo del presidente, el matrimonio de los López Adams salieron a “comunicar” mediante redes sociales que no existía “ningún conflicto de interés”. Carolyn Adams lo hizo a través de la reproducción de una conversación de WhatsApp con un supuesto agente inmobiliario y José Ramón López Beltrán en un breve mensaje de Twitter deslindándose y apelando a su vida “privada”.
Fue la reacción a bote pronto de la pareja debido a que los accionistas de la petrolera hicieron pública la carta en la que pusieron sobre aviso al Departamento de Justicia y la Comisión de Bolsa y Valores sobre el asunto que implica a Keith Schillings,
ejecutivo de Baker Hughes, quien fue el que cedió el uso de la residencia de lujo, conocida ahora como la “casa gris”, en alusión a la famosa “casa blanca” del expresidente Peña Nieto que derivó en un escándalo de corrupción entre altos funcionarios del gobierno y contratistas y que finalmente detonó un escándalo que concluyó con la derrota del PRI en las urnas por el malestar social, mismo que aprovechó Obrador para llevar agua a su molino en su candente campaña presidencial donde la bandera contra la corrupción fue su principal estandarte.
La “casa gris” es un déjà vu.
En amplios sectores sociales se ha dejado sentir un enojo social porque con Obrador se están repitiendo actos de corrupción que jamás se atienden y quedan en completa impunidad. Algo que él prometió combatir y que por el contrario se alientan desde la casa presidencial.
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