Por Mauricio Hernández Olaiz
Muchas han sido las pifias y desatinos de la actual legislatura local. Los diputados que conforman, en su mayoría, el cambio y la cuarta transformación han sido protagonistas de innumerables hechos y situaciones que demuestran, de manera fehaciente, que primero ellos, luego ellos y al final solo ellos.
Pero sin lugar a duda, los dos diputados miembros de la coalición dizque transformadora, que más han evidenciado su interés personalísimo y su deseo de verse beneficiados por el cargo que ostentan son José Luis Garrido del PEST y Miguel Piedras Díaz de Morena.
Y no es que la historia legislativa de Tlaxcala no nos haya mostrado a malos diputados, a personajes bizarros y avorazados, pero cabe mencionar que por lo menos usaban la estrategia del disimulo, la farsa y la turbiedad. Pero en el caso de Garrido y Piedras, sin tapujo ni vergüenza han usado la tribuna buscando reformar la ley, violentando la constitución local, para promover iniciativas que favorezcan sus intereses personales y de grupo, de una manera cínica y hasta grosera.
A mediados del mes de septiembre de este año, El coordinador de la bancada del Partido Encuentro Social Tlaxcala (PEST) en el Congreso local, y dirigente estatal del mismo partido político, José Luis Garrido Cruz, presentó una iniciativa de reforma electoral cuyo objetivo principal era el de beneficiarse en el próximo proceso electoral local.
A través de adiciones de texto a los artículos 136 y 137, y una reforma al artículo 88, todos de la Ley de partidos políticos vigente, el diputado buscó acceso a financiamiento total y a candidaturas comunes, para evitar perder su registro.
En el caso del artículo 88, de plano el diputado presentó una reforma para que «los partidos políticos que hubieren obtenido su registro con fecha posterior a la última elección, o aquellos que lo conservaron tendrán derecho a todas las prerrogativas que señala esta ley y a que se les otorgue financiamiento público».
En otras palabras, José Luis Garrido quería una iniciativa a modo que le garantizara prerrogativas amplias y totales a su partido, que vale la pena recordar, hoy vive serios problemas de renovación de dirigencia por anomalías dolosas del propio “congresista”, al grado que el tribunal electoral le ha tirado 12 asambleas y hasta le ha manifestado la posibilidad de ser privado de su libertad de seguir haciendo caso omiso a las exigencias emitidas en las resoluciones judiciales.
Para rematar, y por si fuera poco, el flamante Diputado Garrido tiene una demanda de juicio político. Tal vez y ante semejante curricula no debería extrañarnos la desfachatez con la que lleva a cabo sus responsabilidades legislativas-
Miguel Piedras Díaz no se queda rezagado. Hace unos meses convocó a mesas de diálogo mal hechas, bajo el pretexto de crear una nueva ley de movilidad para el estado. Al final subió a tribuna el pasado 26 de noviembre para presentar una serie de reformas a la Ley de Comunicaciones y Transportes, para que se otorgue «exclusividad» a los concesionarios del transporte público con permiso para explotar el servicio de taxi bajo la modalidad de plataformas digitales. El diputado morenista planteó la creación del «Capítulo V Bis» por el que se norma «del servicio contratado a través de plataformas digitales» donde se incluye que quienes al mismo tiempo tengan una concesión del servicio público otorgada por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado (SECTE).
Además, propuso reformar la misma ley para adicionar los artículos que permitieran prestar el servicio de taxis a quienes cuenten con una concesión de transporte público expedida por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Estado.
En otras palabras, propuso reformas que solo buscan privilegiar a sus cuates transportistas y agremiados de la mafia encabezada por Hugo Salado del Razo e Indalecio Saucedo. Vale la pena comentar que Piedras Díaz es concesionario de transporte público por lo que es claro que su iniciativa de reforma legal es parcial e indigna para un representante popular.
De un plumazo desconoce a las empresas con plataformas digitales existentes, pese a que algunas también son empresas tlaxcaltecas, mostrando que legisla para grupos y no para el beneficio de las mayorías y del pueblo que juró representar.
Ante esta evidencia contundente de cinismo y pragmatismo político, Garrido y Piedras destacan como un par de vergüenza en el congreso. Finalmente obtuvieron su curul por un electorado harto que de manera inmadura decidió votar parejo por los seguidores de Andrés sin percatarse que llegarían personajes de la talla de los antes mencionados.
Sus iniciativas, al momento, no han prosperado, de hacerlo solo haría que el congreso en su mayoría se sume al cínico estilo y compromiso de legislar en favor de sus intereses y desdeñar al pueblo. Lo que estos diputados olvidan es que muy pronto buscarán la reelección y este tipo de actuaciones solo les valdrán para sepultar sus deprimentes carreras políticas.
Sin duda, de lo ya de por si mala que ha salido la LXIII legislatura, en ella se encuentra este par de vergüenza.
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