Por Edgardo Cabrera
A los chilindrinos (que no a Morena) les inició mal el 2020, para empezar el 2 de enero en su primera conferencia de prensa mañanera el presidente López Obrador puso a Tlaxcala como ejemplo nacional por su política de cero endeudamiento.
Cierto que el ahora director de Canal Once, José Antonio Álvarez Lima fue quien (en el año 1997) estableció durante su gubernatura el candado constitucional para impedir que el estado contraiga deuda pública; solamente en caso de alguna necesidad por contingencias o desastres naturales el gobierno podrá adquirir empréstitos no superiores al 3 por ciento, con relación al presupuesto anual.
Pero también es cierto que todos los gobernadores que le sucedieron lo han mantenido, desde el entonces perredista Alfonso Sánchez Anaya, hasta actualmente el priísta Marco Mena, de ahí el aplauso presidencial ya que –dijo- en Tlaxcala se ejecutan obras de gran envergadura con una mezcla de recursos federales, estatales y ahorros propios, “deberían aprender”, afirmó.
Al siguiente día, en su primera gira del año, Andrés Manuel escogió el municipio de San Pablo del Monte para realizar un acto oficial de diálogo con los pueblos indígenas.
Como en las visitas anteriores, los chilindrinos, más no Morenos –insisto-, acapararon las primeras filas para colocar a sus conocidos agitadores para lanzar consignas contra el gobernador, también ahí fueron acomodados por personal de la delegación del Bienestar los miembros del nuevo sindicato de Salud para mostrar pancartas exigiendo una serie de canonjías.
Lo que no esperaban, es que una vez más el propio presidente de la República apapachara públicamente al mandatario estatal dejando en ridículo a los agitadores sembrados por la delegada del Bienestar Lorena Cuéllar.
“Les voy a decir algo. Fíjense que yo me llevo bien con el Gobernador de Tlaxcala”, aseveró a los presentes a los que no les quedó más que terminar con sus consignas, eso sí, los agoreros al servicio de los chilindrinos trataron de magnificar el hecho y por el contrario acusaron acarreo de empleados de gobierno para lanzar vivas y hurras (igual que hicieron ellos con empleados federales).
Lo cierto en todo esto es que ni una ni otra acción cambiaron el discurso presidencial aplaudiendo al gobierno estatal del cual no tiene quejas.
¿SERÁ?
A colación de las primeras acciones y declaraciones del año de López Obrador, también llamó la atención la sentencia de que no intervendrá en los procesos electorales de este año.
Según su dicho, “no es igual” a los anteriores gobernantes que volcaron la maquinaria del Estado para ganar comicios, de ahí que pidió que “ni lo llamen” líder moral o jefe de facción.
El problema es que si bien en el discurso es claro, en los hechos, suspirantes y politiquillos de medio pelo hablan a nombre del presidente para ganar adeptos para sus aspiraciones.
Para el caso local cuya elección será en 2021, varios que sueñan simplemente han quedado a deber, en 2019 fueron incapaces de alcanzar las metas trazadas por el gobierno federal de ahí que se tuvieron que reducir el número de beneficiarios de los distintos programas.
No sólo eso, andan distraídos con su canibalismo dentro de la 4T donde emprenden cacerías en contra de todos aquellos que aspiren a los mismos objetivos, es el caso de la gubernatura donde los senadores Ana Lilia Rivera y Joel Molina se han convertido en el platillo principal de la súper delegada que, valiéndose de recursos públicos, maquina campañas mediáticas en su contra, pero no sólo eso, el año pasado quedó documentada su injerencia y desvío de fondos federales en el proceso interno de Morena.
¡ALBRICIAS!
Llegó el 2020 y con ello el octavo aniversario de Gentetlx; además de desearles a nuestros lectores un venturoso año nuevo, nos congratula abrir un nuevo ciclo de trabajo agradeciendo la valiosa aportación de cada uno de ustedes, así como de nuestros colaboradores, socios y cómplices del proyecto que en 2012 se volvió en una realidad.
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