Edgardo Cabrera
Qué tienen en común un funcionario estatal, el presidente de un organismo público, poderosos empresarios restauranteros, la regidora de un ayuntamiento, parejas de novios y hasta una quinceañera: ser ejemplos de irresponsabilidad y valemadrismo frente a la contingencia sanitaria que se vive por el Covid-19.
Aunque las imágenes hablan por sí solas, les pondremos el contexto de cómo se desarrollaron.
OMBUSPEPISH
En la primera aparece la camioneta oficial del presidente de la CEDH estacionada frente a un restaurante cuyo principal atractivo y oferta es la venta de alcohol.
En su interior estaba precisamente Víctor Manuel Cid del Prado Pineda, quien cobra como titular del organismo. Ahí permaneció por horas violando desde la cuarentena por el Covid-19, hasta los lineamientos que él mismo estableció en la Comisión el pasado 30 de marzo cuando publicó un acuerdo de suspensión de plazos, diligencias de quejas, así como el paro escalonado de actividades.
Hablamos que mientras el organismo defensor de los derechos humanos parece una isla desierta y no hay quién atienda a la población por la contingencia sanitaria, su titular goza de la vida con cargo al erario.
Pero los empresarios de dicho establecimiento también violan las disposiciones oficiales que incluyen un decreto emitido por el ejecutivo estatal para suspender las actividades no esenciales.
Mientras la mayoría de los restaurantes se mantienen con servicio de comida para llevar, y los establecimientos de venta y consumo de bebidas embriagantes fueron cerrados por disposición oficial, en este lugar sigue la fiesta, su principal negocio es el alcohol.
Detrás se encuentran poderosos empresarios, eso es indudable, sino cómo explicar que sigan operando como si nada. Trasciende, porque no tenemos pruebas, que varios de esos socios son allegados a la actividad política
BUEY
En medio del encierro por la cuarentena a otros les sale su lado peyorativo, quizá tratando de hacerse los simpáticos, o con la intención de evidenciar que para ellos es lo mismo una mujer que un animal.
Es el caso del titular del Instituto Estatal de Desarrollo Taurino, Luis Mariano Andalco, quien publicó en su Facebook la foto de una mujer al interior de su domicilio (donde pasa la cuarentena) con la leyenda: “La becerra invadiendo el potrero”, no faltó quienes celebrarán y le festejaran dicha expresión misógina.
¿Y SU NIEVE?
En Apizaco un puesto ambulante de nieves llamó la atención. Está instalado en el zócalo de esa ciudad, frente a la catedral.
Y llama la atención porque es el único comerciante al que se le toleró su permanencia, a todos los demás se les impidió su instalación, incluso fue cercada la zona para evitar que la gente acuda, derivado de las medidas de restricción por la pandemia del Covid-19.
Inspectores del área de comercio nos dicen que no pueden actuar ya que se trata de un puesto propiedad de la regidora Lorena Ruiz, quien, por cierto, ha criticado la falta de respuesta por parte de las autoridades municipales para atender la pandemia.
EL AMOR
Para rematar, no solo se trata de un asunto de funcionarios y representantes populares, también un sector de la población persiste en ignorar los llamados de la autoridad, piensan y se sienten inmunes, eso creían en países como Italia o España, y así les fue.
En nuestro continente ahí está Estados Unidos, la nación con el mayor caso de muertos e infectados en todo el mundo (y son nuestros vecinos), o Ecuador, donde la desgracia de su sistema de salud y de gobierno los ha llevado a tener muertos en la calle.
Aquí, en nuestro Tlaxcala, las parejas viven su romance a diario en las escalinatas, a pesar de los listones restrictivos colocados por el ayuntamiento; o qué tal en Panotla donde la noche del martes no hubo autoridad capaz de suspender una fiesta de quinceaños, los policías fueron corridos por los vecinos al “acusarlos” de invadir propiedad privada y atentar contra su libertad.
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