RIDÍCULO
Por Edgardo Cabrera
Vaya ridículo el que hicieron en la Coordinación de becas Benito Juárez en Tlaxcala, luego de que la semana pasada presumieron el despliegue de efectivos de la Guardia Nacional para entregar apoyos a jóvenes bachilleres, sin embargo, sus oficinas instaladas en la capital del estado fueron vulneradas por un par de raterillos.
Como si fuera una proeza y con el pretexto de “inhibir” a la delincuencia, por medio de fotografías difundieron la presencia de los militares que forman parte de la GN portando armas de grueso calibre frente a los estudiantes, incluso, al interior de planteles como el COBAT 07 de Buena Vista, Tlaxco: ¿acaso los jóvenes o directivos son maleantes?
Regresando al asalto. Los hechos ocurrieron el sábado por la madrugada cuando los sujetos ingresaron a las oficinas de la coordinación estatal portando armas blancas, mismas que utilizaron para amagar al guardia de seguridad privado, al que le robaron teléfonos celulares y su cartera.
Según el parte, los despistados delincuentes buscaban la “caja fuerte”, pensando, quizá, que ahí estaba el dinero de las becas que entregan en efectivo, sin embargo, ante la negativa, el guardia terminó golpeado.
Apenas la semana pasada la coordinación que encabeza Homero Meneses presumió la presencia de los militares tanto en planteles educativos de Tlaxco, como en Emiliano Zapata, sin embargo, evidentemente tiene deficiencias en la seguridad de sus oficinas.
No dudo que pretenda echarle la culpa al ayuntamiento capitalino por el asalto, y sí, ciertamente tiene responsabilidad la comuna por la seguridad de los ciudadanos, sin embargo, hablando de oficinas gubernamentales, también los titulares, coordinadores o encargados comparten la tarea, tan es así, que cuentan con presupuesto para pagar seguridad privada.
“AUTONOMÍA”, CUANDO LES CONVIENE
A colación del ingreso de guardias fuertemente armados a instituciones educativas, quizá ahora resulte intrascendente para algunos servidores públicos que actúan como meros burócratas, sin embargo, cuando se disfrazaban de activistas y agitadores sociales, la “autonomía” universitaria fue el pretexto para justificar la impunidad a sus delitos, y los cometidos por otros más, al interior de escuelas, sin importar si fueran o no del nivel superior.
Ahí está el caso de las normales, que al amparo de dicho principio han convertido los planteles en islas de impunidad, donde la única ley que vale es la de sus líderes que en muchos casos persiguen fines políticos o económicos personales, más no de mejorar las condiciones estudiantiles.
Escuelas del nivel superior como los CCH de la UNAM, también se han amparado en la autonomía universitaria para tomar por meses instalaciones como forma de protesta, legítimas o no, e impedir que los cuerpos de seguridad intervengan, aunque se cometan desmanes o realicen saqueos.
Ahora algunos de esos defensores de ocasión son los primeros en aplaudir el ingreso de guardias armados a las instituciones bajo el pretexto de “inhibir” a la delincuencia, la que por cierto sigue en las calles burlándose del gobierno, asaltando sus oficinas, y en otros casos, recibiendo pedradas y mentadas cuando intentan detener los saqueos a los trenes de carga, algo que tiro por viaje ocurre en Tlaxcala.
Eso sí, para ellos es más importante impresionar a los alumnos para “inhibirlos” de cualquier acto criminal.
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