Por Edgardo Cabrera
La militancia de Morena vio bien que el líder nacional Alfonso Ramírez Cuéllar pusiera los ojos en el estado, con el objeto de buscar buenos cuadros que puedan encabezar candidaturas para 2021.
Esto enojó a Lorena Cuéllar, porque pone en riesgo su teatrito de ofrecer a sus incondicionales candidaturas a diputaciones federales, locales y alcaldías, con tal de cumplir su compromisos políticos bastante añejos.
Por ello, Ramírez Cuéllar busca que en caso de celebrarse el proceso para renovar la dirigencia estatal, esté la garantía de que no quede en manos de Cuéllar.
Otro punto que no le agradó a Cuéllar es que la empresaria huamantleca, Dulce Silva Hernández sea bien vista por el CEN de Morena, incluso que goce de una buena imagen, y sea tomada en cuenta en las encuestas internas para elegir candidato, donde ya se le considera incluso como la “tapada” del presidente.
No es raro que por ello la expriísta y experredista, junto con sus corifeos, traten de demeritar a esta mujer considerada por la propia dirigencia como: preparada, con arraigo familiar y empresarial en el estado.
Por cierto, para quienes dudan, Silva anda más activa, políticamente hablando, sin dejar su trabajo en su fundación, y obviamente como mujer de negocios.
DIFÍCIL DE ROER
Como balde de agua helada les cayó a algunos panistas la confirmación de Adriana Dávila de competir por la gubernatura, por tercera ocasión consecutiva.
Semanas atrás el propio dirigente estatal, José Gilberto Temoltzin la descartó de los aspirantes de su partido a la candidatura, de un plumazo la borró a pesar de que en todas las encuestas de empresas reconocidas encabeza las preferencias dentro del PAN.
En entrevista, el presidente panista me dijo que en su partido solo veía a la senadora Minerva Hernández y al “ingeniero” Juan Carlos; este último, por cierto, indefinido partidista y políticamente, así como negado a integrarse a las filas panistas.
De ahí que el martes y a pregunta expresa, la apizaquense me confirmó sin rodeos que sí aspira y que el dirigente estatal se equivoca al eliminarla por mera animadversión, aún más, dejó en claro que será la cúpula nacional la que defina la candidatura, al tiempo de que reconoció que dependerá de los acuerdos que se tengan con otros partidos políticos con los que ya se teje una gran alianza opositora.
Para rematar y pegarle aún más a los egos de quienes andan desatados haciendo campañas en la cola de las tortillas, reveló que este mismo martes sostuvo una reunión con el presidente nacional del PAN, Marko Cortés, quien la confirmó dentro de la lista de las cartas que presentará su partido para la gubernatura.
Tal parece que entre la confirmación de Adriana Dávila y las pláticas formales que tienen PRI y PRD, se le acabó su fiestecita a la dirigencia estatal albiazul. En los próximos días cuando los líderes estatales presenten a las cúpulas sus propuestas se enfrentarán también al contraste de los corazones heridos sobre los datos duros de las encuestas.
CAMBIO RADICAL
A colación de Dávila, a diferencia del 2010 cuando fue candidata por primera ocasión, y de 2016 cuando volvió a competir, se dijo dispuesta a apoyar cualquier otro perfil y aseguró no estar empecinada en una aspiración personal, aunque aclaró que el candidato opositor debe garantizar el triunfo para frenar el anhelado monopolio del partido en el gobierno federal.
Desde ahora, además, expresó que sí está a favor de una alianza amplia opositora, y admitió que a diferencia de las dos elecciones anteriores cuando se opuso, para el 2021 la grave situación del país obliga a los partidos a trabajar unidos ante la amenaza del acaparamiento del poder en una sola persona y un partido.
“Yo no estoy cerrada a escuchar y ver otras opciones, lo que jamás negaré es que yo pertenezco a un partido que es Acción Nacional… hoy las condiciones nos piden a gritos que algo tenemos que hacer; si repetimos el modelo nacional en Tlaxcala la situación será peor”, declaró en la entrevista.
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