ALIANZA
23 De Agosto - 2021
Por Edgardo Cabrera
La alianza entre Lorena Cuéllar y Alfonso Sánchez Anaya es fuerte, se construyó desde el proceso interno morenista y subió de nivel durante esta etapa de la transición, lo que evidencia que hay gran confianza entre el ex gobernador y la mandataria electa.
La llegada de la nuera Marcela González Castillo a la diputación local por la vía plurinominal de Morena fue en retribución a esa confianza. Durante el palomeo de candidaturas estuvo cerca y fue sobre quien recayeron temas delicados y de precisión como los registros.
Ya en campaña, se convirtió en alguien cercana a la candidata y no se dejó intimidar por el golpeteo interno, sobre todo de aquellos que tenían años cerca de Cuéllar Cisneros y que se pensaban con derecho de picaporte, así como de “exclusividad” con su oído.
Si bien Rubén Terán es el coordinador parlamentario, Marcela González opera asuntos políticamente delicados que directamente le confiere la gobernadora.
Otra muestra más de esa alianza es el hijo de Sánchez Anaya, esposo de la diputada Marcela. Hasta el 15 de julio se desempeñó como delegado de la Secretaría de Gobernación en Tlaxcala y jugó un papel discreto, alejado del protagonismo y los reflectores.
Esta semana, cuando se oficialice el nombre de los integrantes del nuevo gabinete estatal, todo apunta a la aparición del nombre de Alfonso Sánchez García como titular de la recién creada Secretaría de Infraestructura, que viene a sustituir a la Secretaría de Obras Públicas, Desarrollo Urbano y Vivienda.
Sánchez García fue el encargado del proceso de entrega recepción en la dependencia que, vale decir, se efectuó terso y sin resistencias en cuanto a la información.
Cuando la próxima semana inicie el nuevo gobierno, la dependencia tendrá gran peso en cuanto a los nuevos proyectos que alista Lorena Cuéllar, una cartera bastante ambiciosa que tendrá el respaldo financiero de López Obrador.
PLAN CON MAÑA
Con la novedad que la legislatura saliente se aventó la puntada de crear la figura de contralor interno, el mentado Órgano de Control nace, NO como una ocurrencia, sino como un plan orquestado desde el OFS cuya titular, Isabel Maldonado, extiende así su poder.
Esas figuras de contralores ya operan en los municipios, son impuestos desde el escritorio de la auditora superior, donde también se palomean a los tesoreros, si alguno no gusta, sufren la persecución implacable que termina en reprobación de cuentas públicas.
Ahora su largo brazo estará desde un principio en la nueva legislatura, el recién designado contralor Jorge López Márquez, tendrá acceso a la información contable y financiera que tradicionalmente es opaca y manejada discrecionalmente, pretenden amarrarles las manos, solo falta que los nuevos se dejen.
Quien ocupe el cargo, por cierto, es esposo de la diputada priísta Zonia Montiel, una de las beneficiadas también con una plaza sindical para uno de sus allegados, con lo que queda claro que el contralor nace como una figura política, impuesto desde los excesos del poder.
Para rematar, los levantadedos salientes hacen patente aquel adagio: “hágase la ley en los bueyes de mi compadre”.
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