SUB REGISTRO
20 De Septiembre - 2021
Por Edgardo Cabrera
El manejo de las cifras oficiales de Covid-19 en Tlaxcala preocupa, pareciera que existe manipulación para dar a conocer solo lo que conviene al gobierno estatal, o bien, que es tal la torpeza de los novatos funcionarios que no se tiene la actualización de los datos en tiempo real.
De acuerdo con la base de información del gobierno federal, al cierre de la semana se tenía un registro de 27 mil 355 casos positivos, sin embargo, en la información difundida por la Secretaría de Salud estatal solamente se tienen contabilizados 24 mil 742, hablamos que desaparecieron 2 mil 613 contagiados.
En materia de defunciones ocurre los mismo, mientras el Gobierno de México en su sitio oficial tiene el conteo de 2 mil 792 personas, las cifras de la administración de Lorena Cuéllar reportan 2 mil 669, una diferencia de 123 seres humanos que murieron en Tlaxcala por Coronavirus.
Las inconsistencias no terminan ahí, mientras la federación mantenía al 17 de septiembre, 2 mil 833 personas bajo la sospecha de estar contagiados, el gobierno estatal disparó la cifra a 4 mil 471, es decir, mil 638 de diferencia.
Y no, no se tratan de objetos ni simples números, hablamos de seres humanos, muchos de ellos niños, menores de edad y adultos mayores, cuya muerte o enfermedad no es debidamente registrada.
Ignoramos si todos están recibiendo tratamiento médico, a costa de la Sesa, porque también, en sus ansias de “marcar diferencias”, cancelaron el tratamiento gratuito que otorgaba la anterior administración, así como las brigadas de salud que atendían directamente en domicilio.
HILO NEGRO
En eso de inventar el “agua tibia” y “descubrir el hilo negro”, no sabemos si el poblano titular de la Secretaría de Salud, Rigoberto Zamudio, o algunos de los flamantes asesores externos del nuevo gobierno, se les ocurrió la genial idea de colocar unidades de detección de Covid-19 en plena vía pública.
Las pruebas gratuitas, las mismas que ya se realizaban en el pasado, pero a domicilio o en los centros de salud, ahora se ofrecen en los parques, como en el de Tlaxcala, bajo un esquema antihigiénico, basta ver al personal con el mismo equipo realizando estudio tras estudio, y a la gente haciendo largas filas bajo las inclemencias del tiempo.
Otra idea, que parece mejor planteada, es la dotación de oxígeno gratuito en módulos instalados en San Pablo del Monte, Tlaxcala, Zacateco, Apizaco, Calpulalpan y Huamantla.
Sin embargo, en la parte preventiva, más que reactiva, los operativos para cancelar fiestas públicas y privadas, así como el funcionamiento de antros y bares, es una verdadera vacilada, los objetivos de las clausuras parecen seleccionados contra los enemigos del nuevo régimen, a los cuates y parientes se les sigue tolerando, por ejemplo, los negocios donde tiene injerencia la funcionaria que anda apurada vendiendo espacios para la feria de Tlaxcala.
Quizá, ante ese desorden, les cayó de perlas que la federación haya modificado el color del semáforo epidemiológico, ahora estamos en amarillo, y eso significa que podrán con ello cancelar el fiasco de sus prohibiciones, entre ellas, la del transporte público donde la propia titular de la Secretaría de Movilidad y Transporte admitió incapacidad para verificar el cumplimiento del aforo de hasta 50 por ciento de pasajeros por cada unidad.
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