Sin Censura
¿Víctimas o victimarios?
Por Juan Luis Cruz Pérez -noviembre 1, 2021
Los diputados determinaron frenar los abusos de sus antecesores; pero eso no garantiza en nada que ellos no vayan a cometer los mismos o más excesos; en una de esas, las víctimas se convierten en victimarios.
Los congresistas decidieron dar por terminada la relación laboral que les fue heredada con 34 personas, en su mayoría familiares, esposas, hijos, sobrinos, hermanas y compadres de los ex congresistas locales, pero no dan por canceladas y mucho menos por perdidas las plazas, pues en una de esas, en los próximos meses, habrá otros beneficiados.
Bajo el argumento de que esas plazas fueron asignadas de manera irregular e ilegal, decidieron terminar con esa relación laboral que les fueron heredadas.
De la simple lectura del artículo 28 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo, que establece, que de manera específica los diputados están obligados a no intervenir en el procedimiento de designación de su cónyuge, concubina o concubinario, o de sus parientes consanguíneos en línea recta sin limitación de grados y a los colaterales dentro del cuarto grado, en cualquier empleo, cargo o comisión dentro del Poder Legislativo, los integrantes de la LXIV legislatura local decidieron proceder en contra de los ahora ex empleados.
También está la situación financiera; era insostenible el salario asignado a algunos de los presuntos nuevos empleados, con retribuciones superiores a los 74 mil pesos mensuales. Las estimaciones anuales por el pago de salarios y prestaciones de estos nuevos trabajadores eran por el orden de 12 millones de pesos.
Peor aún, muchos de los beneficiaron con esas nuevas plazas no hacían nada y en otros casos, estaban comisionados o de plano, eran aviadores, porque nunca los vieron trabajar en el Palacio Legislativo. Aunque, hay que reconocer, hay otros casos, los menos, de personas con capacidad, necesidad, disposición a laborar, salarios inferiores y sin familiaridad con ex diputados, que resultaron afectados por tal medida.
Sin embargo, no se puede echar las campanas al vuelo, porque los actuales congresistas no están dispuestos a perder las 34 plazas laborales; el despido fue de la gente, no el cierre de los espacios, por contradictorio que parezca.
De ahí que el riesgo de que la película del agandalle, imposición de amigos, familiares y hasta las asignaciones de plazas con salarios dispares y hasta la existencia de aviadores, la podemos volvamos a ver, incluso remasterizada y con nuevos beneficiados.
Desde ahora, podemos adelantar, que no se descarta que los que se dicen ahora se dicen víctimas puedan pasar a victimarios; de hecho, ya empezaron los escarceos con el líder sindical, ese que no pierde y a todo quiere sacar beneficio personal.
¿Será, nuevamente, el eterno quítate tú, para ponerme yo? Ojalá y no
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