CHIVO EXPIATORIO
Por Edgardo Cabrera
Los rumores y trascendidos del miércoles fueron confirmados por el secretario de Gobierno, Sergio González. Quien cobraba como secretario de Seguridad Ciudadana se va, o, mejor dicho, ya se fue, sin siquiera cumplir 5 meses en el puesto.
Raúl Ruíz García llegó con excelentes cartas credenciales, nada menos es un general del Ejército Mexicano en retiro, especialista en seguridad nacional e inteligencia, de ahí que, al presentarlo con bombo y platillo, la gobernadora le manifestara su confianza por su honorabilidad, lealtad y capacidad.
Pues mire, ni medio año duró en el puesto, aún, cuando presumen ser el estado más seguro del país, sumamos, un secretario prófugo de la justicia acusado de diversos delitos, un interino que nunca pudo ser ratificado en el puesto porque le pesan sus antecedentes y currículo, y ahora un general que no trabajaba, así se interpreta tras las declaraciones de Sergio González.
Y es que este jueves, para terminar de poner en ridículo a la Triste Historia, al que le pagan para “mantener” la gobernabilidad en el estado se aventó otra “joya”, ¿dijo que el nuevo secretario que ocupará el cargo a partir del 1 de noviembre debe “tener el compromiso para trabajar”, ¡ah caray!, quiere decir entonces que el general Ruiz no lo tenía.
Pero, si a esas vamos, hay muchos más que no tienen el compromiso de trabajar empezando por quien dio la entrevista, cobran puntualmente y dicen laborar, pero en los hechos vean el desastre en el que sumieron al estado.
Pareciera, más que las palabras de González, que fue el “perfecto” chivo expiatorio tras la muerte de una normalista rural de Panotla por un pésimo operativo de seguridad montado con 350 granaderos bajo el mando de otro impresentable, el señor Ballesteros, alguien debía caer sin afectar al grupúsculo en el poder, el general no pertenece a ellos, pero sí Homero en Educación, Sergio en Gobierno, y Ernestina en la PGJE, todos con graves hechos documentados entre ellos lo de las estudiantes.
SÍNDROME
Lo que sucede con la presidenta municipal de Ayometla, es el caso típico del síndrome “Varguitas”, personaje principal de una película mexicana, “La ley de Herodes”, que violenta la ley para beneficio propio.
Violar la Constitución fue algo que a “Varguitas” estuvo a punto de costarle la vida. No sucederá lo mismo, por supuesto, con la alcaldesa de Ayometla, pero el resolutivo emitido por el Tribunal Electoral de Tlaxcala la desenmascara por hacer cosas claramente prohibitivas en la Constitución Política local, como el hecho de destituir o suspender de sus funciones a dos regidoras y a una presidenta de comunidad, algo sólo atribuible al Congreso del Estado.
Por supuesto que ese hecho es grave y da elementos jurídicos suficientes para que las legisladoras y los legisladores apliquen juicio político a la presidenta municipal, como de hecho ya está la solicitud dentro del Poder Legislativo. Sería un buen escarmiento para el resto de las presidentas y presidentes municipales, que en muchos casos violentan leyes a su conveniencia en perjuicio de quienes ocupan sindicaturas, regidurías y presidencias de comunidad.
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