Sin Censura / Cascajo chaquetero
Algo pasa en el Partido del Trabajo (PT) que está agarrando puro cascajo con la idea de fortalecer su estructura y demostrar en los hechos que son la segunda fuerza política de Tlaxcala, y eso se advierte con sus últimas “adquisiciones”, como son los servicios del chaquetero diputado federal José de la Luz Sosa Salinas.
El oriundo de Tlaxcala ya se sumó a la bancada del PT en la Cámara Baja del Congreso de la Unión y de seguro, como el ex perredista legislador local, Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, llegan al partido de la estrella a sacar ganancias y mucha raja política.
Y en esa osadía y el pecado de la dirigencia partidista, la penitencia puede ser muy pesada para las huestes del PT.
En sí, el ex diputado local regresa al redil, porque allá por 1991 ya militaba en el partido que controla a nivel nacional la legión del norte, que comanda Alberto Anaya Gutiérrez. El “líder social”, asegura en su currículo que fue fundador de este instituto político.
Sin embargo, este nuevo bandazo no es casual ni genera sorpresa, porque no le duró más de 12 meses su carrera política en el extinto Partido Encuentro Social y su vida partidista ha estado infestada de abusos, mentiras y traición; esas son las marcas y el sino del este político chaquetero.
Lo chaquetero de José de la Luz no es nuevo; que lo compre quien no lo conozca, porque su paso por la política ha sido así.
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, la palabra chaquetero es una expresión coloquial para referirse a quien cambia de bando o partido. Lo que hace y ha hecho en su vida José de la Luz.
Esos bandazos no son nuevos, insisto, recordar que antes de que el PRD lo acogiera, por instrucciones del entonces primer perredista de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, él hizo trabajos y activismo en el PT.
Pero ya en el desempeño de su encargo como diputado local, y sin el apoyo financiero de Sánchez Anaya, para entonces ya gobernaba Héctor Ortiz Ortiz, Pepe Luche, como lo bautizó hace 15 años su compañero de legislatura local, Joaquín Arturo Rojas Díaz, traicionó al sol azteca para irse con el extinto Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano.
Tras ser exhibido por aquella época por sus abusos, incluso en el uso de programas federales como Oportunidades, ya que a pesar de ganar como congresista, percibía apoyos de Oportunidades, según el folio 2903400300002502 de ese esquema social, del cual gozaba él como jefe de familia, así como Susana Valadez Cervantes como ama de casa y titular del hogar y Guadalupe, Félix y Miguel Sosa Valadez como hijos de ese matrimonio, decidió emigrar a Convergencia en donde logró la cartera de secretario de organización del Comité Estatal.
Poco obtuvo en ese instituto político, más que algunas postulaciones que nunca cristalizó, hasta que en el año 2018, casi olvidado, sin dinero y mermado de salud por sus excesos, fue rescatado por Morena, partido que prácticamente le dio todo para lograr el triunfo en el distrito federal 01.
Él, ni nadie de los legisladores federales y locales, puede asegurar que su arribo a una curul se la deben a su “impresionante arrastre”, sino a la imagen del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, le dio. Pero, como siempre, nada le importó y se fue tras el canto de las sirenas con el extinto Partido Encuentro Social.
Sin embargo, hace unos días se concretó su salida de la bancada del PES y su llegada al PT, con lo cual, como nunca, la representación de ese instituto político en Tlaxcala tiene ya dos diputados federales, aunque uno es de ficción.
El PT debería ser cuidadoso del cascajo que recoge, porque en eso, pude llevar basura que podría destruir a los buenos militantes, como aquellos que creen que a través ese instituto político van a lograr una sociedad justa, equitativa y democrática basada en el trabajo emancipado.
Y más cuando se trata de este tipo de personajes, como los dos últimos que ha llevado a sus filas, ejemplos claros del político chaquetero, pues como dice el refrán, quien traiciona una vez, fácilmente lo hará en cualquier momento de su vida.
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