Por Edgardo Cabrera
Como hace muchos años no ocurría, la Comisión Estatal de Derechos Humanosregresó al ojo del huracán por el mal ejercicio de los recursos públicos.
Recordemos el año 2002 cuando saltó a los titulares nacionales una investigación en contra de quien fuera presidenta del organismo, Victoria Morales por el presunto desvío de 6.2 millones de pesos del fondo para la atención de víctimas, que dicho ente manejaba.
Según esa investigación que derivó en una denuncia penal, los fondos se emplearon para distintos rubros entre ellos viajes a Europa, campañas electorales, adquisición de artículos personales, entre otras cosas.
Ahora, la cloaca fue de nuevo destapada por el mal ejercicio de los recursos por parte de Víctor Manuel Cid del Prado Pineda, a quien el Órgano de Fiscalización Superior le detectó el desvío de 3 millones 110 mil 24.51 pesos del presupuesto que se le asignó en el 2018.
Dentro de las anomalías detectadas aparecen pagos y gastos improcedentes, así como sobregiros en las partidas 2 mil, 3 mil y 5 mil, correspondientes a materiales y suministros, servicios generales, y bienes muebles, inmuebles e intangibles.
Y recordemos algunos casos evidenciados en su momento, como aquel de presupuestar un gasto de más de 320 mil pesos mensuales para el pago de sueldo a los cuatro consejeros consultivos que tienen el carácter de honoríficos, o la compra de una camioneta de lujo con valor cercano al medio millón de pesos, en tanto que el personal opera con unidades chatarra.
De acuerdo con el dictamen, Cid deberá reintegrar el dinero observado, así como solventar las anomalías detectadas, de lo contrario le espera la cárcel.
EL RIDÍCULO
La petista “todo terreno” simplemente hizo el ridículo en su intento de presidir el Comité de Administración.
Resulta que 23 de los 25 legisladores se pronunciaron a favor de la ratificación en el cargo del morenista Rafael Ortega; hubo una abstención y un voto solamente a favor de Michael Brito, EL SUYO.
Dicho ejercicio no sólo la evidenció por su interés económico, sino que casi nadie de sus homólogos y correligionarios la soportan, ubicándola en su triste realidad.
En contraste las coordinaciones parlamentarias se mantuvieron sin cambios y solamente se registró el relevo en la Junta de Coordinación y Concertación Política a donde llegó con muchas dudas la petista Irma Garay, al sumar el respaldo sólo de 13 legisladores, ya que 12 votaron en contra.
Lo anterior coloca a la hija del diputado federal y dueño del PT en Tlaxcala, Silvano Garay, en una situación endeble y con el riesgo de correr con la misma suerte del morenista Víctor Báez, en caso de privilegiar sus propios intereses.
Por lo demás, parece que al arranque del primer periodo ordinario de sesiones, del segundo año legislativo, todo sigue igual, entre dos bloques claramente divididos en disputa por el poder y el control del poder político y económico del Congreso.
AMOR DEVALUADO
El lunes fueron sorprendidos varios ex diputados del PAN, PRI y PT reunidos en el Vips de Galerías.
Lo anterior no tendría nada de sorprendente, sino es porque algunos de esos asistentes confiaron que el encuentro tenía el objetivo de trazar su ruta al 2021.
Y es que más de uno se considera excluido de las decisiones y proyectos de sus respectivos partidos políticos, de ahí que ya perfilan renuncias o adhesiones a otros proyectos donde realmente les valoren su amor.
Ahí se pudo apreciar al aún petista Jesús Portillo, la panista Dulce María Mastranzo Corona, y el priísta Martín Rivera, de los que, siendo realistas, poco se recuerda de su trabajo en el Congreso del estado.
La realidad es que ante el banderazo de arranque en el maratón 20-21, la conformación de nuevos bloques y de alianzas antinatura será la constante.
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