Infiernitos de lorelandia
La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros ha pasado sin pena ni gloria en la administración estatal en su primer año de gobierno, pero lejos de resultados POSITIVOS ha sembrado infiernitos que más que mejorar empeoran la situación.
Esos infiernos son creados por sus titulares que todo lo que tocan lo destruyen: en educación con el guajolote Meneses, la (in)gobernabilidad del Florero González y en procuración de justicia con la torturadora Roldán.
Pese a que lo nieguen una y otra vez, siguen actuando al viejo estilo del PRI: familias controlan dependencias, amigos han enquistado su coto de poder, compadres y comadres siguen el ejemplo de la prepotencia, la soberbia, la mentira y la traición.
Cuéllar Cisneros ha permitido la creciente corrupción y de ello el INEGI dio cuenta con la publicación de su encuesta nacional de victimización e inseguridad pública en las 32 entidades del país. En Tlaxcala existe una percepción del 60.2 por ciento sobre inseguridad pública.
Los tlaxcaltecas confían más en la MARINA que en la policía estatal, los policías municipales o de tránsito, y en el caso de los jueces y ministerios públicos, andan por el peor resultado de aceptación.
En Tlaxcala no han podido controlar la inseguridad, en educación pública está pal’ perro, y en la Procuraduría torturan, y arman delitos y hasta ‘tratan’ con los proxenetas.
A un año y 16 días de su segundo año de gobierno morenista Tlaxcala ‘huele a sangre’, como dijeran en aquella tercera transformación, la Revolución Mexicana.
Trascendidos
Recordarán la protesta del sindicato 7 de mayo que buscó el aumento salarial de sus agremiados, el 31 de agosto pasado, en su protesta cerraron los accesos y nadie podía salir y entrar; pues resulta que el nieto del florero González fue quien quedó atrapado, y evidenciaron que es privilegiado porque según presta su servicio social en la Segob ¿será cierto?
Mientras que lorelandia y sus decretazos prohíben las fiestas con alcohol, qué funcionario de su gabinete será el que festejó por la PATRIA a lo fifí y, cerró para su completa disposición, un antro cercano al edificio de la 31 del SNTE.
¡Cuánta incongruencia!
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